De la presentación de resultados trimestrales de HP, uno puede retener la valoración de Meg Whitman, CEO de la compañía: «nos quedan desafíos por delante, pero me complace subrayar el éxito continuado de nuestra recuperación». O, como contraste, puede leer la opinión del analista Rich Kugele, de Needham & Co: «vemos algunas zonas positivas, pero una visión de conjunto indica que ha sido otro trimestre (y van 14 sobre una serie de 15) en el que los ingresos han caído en prácticamente todas las divisiones de la compañía».
Quizá lo más razonable sea quedarse con los resultados a secas. Me inclino por hacerlo para entender cuánto hay de verdad en la retórica de la señora Whitman. Los ingresos totales del trimestre fueron de 25.453 millones de dólares, un descenso del 6,8% sobre el mismo período del año anterior, con un beneficio neto de 1.011 millones (-20,6%). Hay que apuntar que la apreciación del dólar ha influído negativamente, porque, medidos en moneda constante, los ingresos hubieran amortiguado su caída a sólo el 2,2%.
El desglose por segmentos y líneas de negocio es ilustrativo: evolucionaron, sin excepción, negativamente durante el trimestre. La actual división Printing & Personal Systems, que a partir de noviembre se transformará en HP Inc, registró un descenso del 6% en sus ingresos (13.193 millones, el 51,8% del total]. Desagregando, la rama de los PC – hoy la más voluminosa de la compañía – redujo su facturación un 5% pese al aumento del 2% en unidades; la de sistemas de impresión – especialmente afectada por el impacto del dólar – descendió un 4%, que resulta de combinar las caídas tanto de hardware como de consumibles.
El Enterprise Group que será el núcleo duro de la futura Hewlett Packard Enterprise, cerró el trimestre con un retroceso del 1% [6.561 millones]. Whitman celebró el éxito de los servidores x86 – cuya facturación aumentó el 11% – y lamentó que los sistemas críticos bajaran un 15% y los de almacenamiento y de networking declinaran otro 8%. Una situación delicada se plantea con Enterprise Services [4.817 millones] que sufrieron una severa caída del 16%. Según Cathie Lesjak, CFO de la compañía, «hemos mejorado la rentabilidad, pero soportamos la presión macroeconómica en EMEA y la sustitución de contratos de outsourcing«. Por último, el Software, un negocio más pequeño [805 millones], ha cerrado el trimestre con un retroceso del 8%.
Con este panorama a la vista, Wall Street parece haber juzgado que a seis meses de la separación de HP en dos mitades, la variable fundamental es el manejo de los costes, que en efecto han bajado un 10% con la ayuda de los recortes de plantilla: HP ha eliminado 48.000 puestos de trabajo desde que Whitman anunció su primera reestructuración en 2012, y debería cerrar el año elevando esa cifra a 55.000.
Este elemento de juicio ha inducido a Maynard Um, analista de Wells Fargo, a escribir la siguiente frase: «creemos que la separación en dos compañías permitirá materializar un mayor valor y facilitará a cada una empezar su andadura con estructuras más flexibles para tomar decisiones». En esta línea, los comentarios más sabrosos de los analistas se desentendieron de los resultados, para quedarse expectantes acerca de la ecuación de cambio de las acciones actuales por las futuras, que es lo que realmente les importa.