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  25/07/2017

25Jul

Cada tres meses, con la preceptiva conferencia de resultados, se repite el interrogante: ¿será este, al fin, el trimestre en el que los ingresos de IBM vuelvan a crecer? La respuesta ha sido otra vez negativa… y ya van veintiún trimestres. Con razón se queja Mark Moskowitz, de Barclays: «la narrativa de la transformación de IBM resulta tediosa». Moskowitz va más lejos que ninguno de sus colegas, al aconsejar que la compañía el ´coraje` de corregir a la baja sus previsiones anuales, que mide en beneficio por acción. ¿Será realmente para tanto o es que el tal Moskowitz tiene mala uva?

El segundo trimestre de este año fiscal se ha cerrado en junio con 19.289 millones de dólares de ingresos, un descenso del 4,7% interanual o, lo que para el caso es significativo, se ha agravado el 2,8% negativo del primer trimestre. Secuencialmente, los seis segmentos de negocio han retrocedido. Más que ´tediosa`, la situación es inquietante: incluso la rama favorita, ´soluciones cognitivas` (Watson) ha recaído después de un modesto crecimiento en el primer trimestre; su carácter crucial no reside tanto en su volumen cuanto en que aporta un 79% de margen bruto, a diferencia del resto de actividades que raramente pasan del 40%.

La ´narrativa`, que disgusta a Moskowitz, afirma que unas ramas de negocio – clasificadas como «imperativos estratégicos» – van a tomar el relevo de otras más arraigadas en el pasado de IBM y cuya tendencia desciende a un ritmo regular de -12%. A medio plazo, el éxito del programa de la CEO Virginia Rometty depende de que el crecimiento de las primeras compense con creces el retroceso de las segundas. O sea, que crezcan más del 12% y ganen preponderancia en el conjunto. No es una dicotomía excepcional en el sector de las T.I. pero no debe de haber empresa con más legacy viviente que IBM.

Los negocios etiquetados como «imperativos estratégicos» crecieron un 7% en el segundo trimestre [8.800 millones], después del 13% en el anterior y del 12% en el precedente. Mención especial merece la apuesta de la compañía por los servicios cloud, que han pasado de crecer un 35% en el primero a sólo el 17% en el segundo [3.900 millones de dólares]. Con el adverbio ´sólo` quiero señalar que el 17% es inferior al crecimiento que lucen sus rivales en la nube.

En cuanto a las ´soluciones cognitivas`, así como las analíticas, tal vez el traspié sea pasajero, porque su tendencia general apunta al crecimiento  aunque todavía insuficiente.

Martin Schroeter, CFO de IBM, reconoció en la conferencia con analistas que lo que más preocupa no son los ingresos sino el beneficio. Lo cierto es que los primeros caen y el segundo no progresa, así que Schroeter tiene dos motivos de preocupación. Después de cinco años de declive sistemático, una promesa de cambio de signo no sería creíble para los inversores, menos aún después del mazazo que para Rometty – y para los accionistas – significó la decisión del más famoso de ellos, Warren Buffett, de vender la mayoría de los títulos de IBM que durante años tuvo en cartera [¿es necesario añadir que el nuevo capricho de Buffett es Apple?].

Fuera de lo estrictamente financiero, IBM vive estos meses una transición en su negocio de sistemas, con el inminente lanzamiento de su mainframe System Z [ahora con mayúscula] basados en el procesador z14 y de los sistemas Power 9, al parecer orientado a funciones cognitivas. El primer caso es el más interesante, porque abriría una sexta década en la historia del mainframe, y se constata el error de quienes lo dieron por muerto antes de tiempo. Claro que, visto lo visto, tiene sentido preguntarse si los ingresos y beneficios que pueda aportar – cada vez menos – van a justificar el nivel de inversión necesario para darle continuidad. En cuanto a los Power 9, sus expectativas se basaban en la comparación favorable con los Xeon de Intel en hyperscalers y HPC, pero eso suponía llegar antes que los nuevos procesadores Skylake SP, que Intel presentó días atrás.

¿A qué viene esta última mención en el contexto del análisis de resultados? Pues a que si el negocio de hardware de IBM declina, arrastra consigo al del software y servicios anejo. En el segundo trimestre, los ingresos de la división Sistemas cayeron un 10%, probablemente debido a que la demanda aguarda la renovación de las dos gamas y entretanto retiene sus inversiones.

Al respecto, siempre es ilustrativo leer las opiniones de los analistas. Steve Milunovich, de UBS, opina que IBM debería perseverar con más ahinco en la táctica de huir de los negocios de margen bajo: el descenso del 5% en sus servicios de infraestructura pudo haber sido peor de no mediar el desplazamiento de algunos contratos al modelo cloud.

Katy Huberty, la polifacética analista de Morgan Stanley, ha escrito un informe a sus clientes en el que sostiene: «las primeras entregas, en septiembre, del nuevo mainframe, más la entrada en vigor de grandes contratos de cloud ya firmados (Bombardier, Lloyds) van a facilitar una mejoría de los ingresos, pero no creo que tanto como para dar la vuelta a los resultados del año».


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