No estamos ante un business case de escuela de negocios ni tampoco ante la enésima app concebida para inflar el globo fintech. Simplemente, Orange Bank nace como un modelo de negocio a escala real, avalado por un operador histórico. Objetivos: atraer 2 millones de clientes y generar 600 millones de euros de ingresos en 2025 [la facturación global del grupo fue de 40.000 millones en 2016]. El 6 de julio próximo será su día D, en el que Orange pondrá al alcance del público francés su banca móvil, que en meses posteriores espera extender a España, Bélgica y Rumania.
Esta nueva plataforma financiera resulta de la confluencia entre la adquisición en 2016 del 65% de la financiera Groupama y la experiencia acumulada en las transferencias móviles a través de algunas filiales africanas. Adicionalmente, Polonia ha servido como pista de pruebas de una aplicación, Orange Finanse.
Evidentemente, no basta para revolucionar el sistema bancario francés, ni cambiará la escena de las telecos francesas. Orange espera que su banca mòvil actúe, en primer lugar, como factor de retención de clientela frente a unos competidores [SFR, Free y Bouygues] muy agresivos en precios.
La iniciativa se conocía desde el año pasado, pero Stéphane Richard, CEO de Orange, desveló los detalles la semana pasada en París, con ocasión de ShowHello, la muestra anual de innovación tecnológica del grupo. Es un serio intento de responder a una pregunta pertinente: ¿qué papel van jugarán los operadores de telecomunicaciones en la nueva cadena de valor de los servicios financieros? Orange, como sus iguales, no quiere conformarse con ser una pieza del engranaje que mueven otras fuerzas. Cada cual tiene su receta; la de Richard es la banca móvil.
El ´incumbente` francés no es exactamente un pionero en estas lides: en Austria, el operador austríaco A1 lanzaba el año pasado PayBox Bank, una banca móvil, casi al mismo tiempo que el finlandés Elisa desmontaba la suya tras no encontrar el umbral competitivo. Un riesgo que hay que correr, según diría cualquier consultor.
La clave del modelo económico de una banca móvil no es tan diferente del convencional: radica en el volumen y en la solvencia. ¿Merece el esfuerzo? La respuesta es positiva si se trata de trazar una línea de retención de la clientela. Aparentemente, la barrera de entrada sería baja, y con la proliferación de la banda ancha móvil en mercados muy ´bancarizados`, la ventaja de contar con una red geográfica de oficinas ya no es tal. Mientras la banca convencional explora su reconversión a marchas forzadas, aparecen nuevos competidores.
Sin ir más lejos, Carrefour se adelantó a Orange al anunciar su servicio financiero C-Zam, asociado a Mastercard, que se puede contratar por 5 euros en sus 3.000 establecimientos o por Internet; permite activar en pocos minutos una cuenta online con autorización inicial de descubierto. Por su parte, el gigante BNP Paribas adquirió a principios de año – por 200 millones de euros, ahí es nada – Compte-Nickel, servicio low cost desprovisto de ficha bancaria, cuya originalidad es que se puede abrir una cuenta en cualquiera de los populares estancos; al parecer, tiene más de medio millón de usuarios. También Crédit Agricola – el mayor banco de Francia por cobertura – explota desde 2008 la marca BforBank, aplicando tarifas inferiores a las de sus oficinas.
Para encontrar quien llevará las riendas de su banca móvil, Stéphane Richard no ha tenido que buscar demasiado: ha fichado como CEO de Orange Bank a André Coisne, quien fuera sucesivamente el iniciador en Francia de ING Direct (1999), y de BforBank (2008). Desde luego, nadie tiene en el país una experiencia comparable a la de Coisne.
Orange Bank tendrá como primera característica la posibilidad de controlar distintas tarjetas de pago directamente desde el smartphone, las transacciones aparecerán en la aplicación y el usuario podrá bloquear o desbloquear la tarjeta con dos toques de tecla. Richard subrayó que su banco móvil soportará la tecnología NFC sin contacto en los móviles Android, así como Apple Pay sobre IoS.
A diferencia de otras propuestas basadas exclusivamente en aplicaciones, Orange Bank nace con una red de ´oficinas` propias: inicialmente, 140 tiendas con la enseña naranja en Francia han sido equipadas con esa finalidad. La activación de una cuenta es gratuita, y no cobrará comisión de mantenimiento mientras se hagan operaciones con medios de pago. Para la apertura, más fácil imposible: bastará con un documento escaneado transmitido pot SMS. Desde el primer día, el usuario tendrán a disposición una tarjeta bancaria gratuita y una libreta de ahorro remunerado. En un futuro próximo, anticipó Richard, se ofrecerán créditos y seguros. Para dar soporte a los clientes, además de la atención telefónica de rutina, se ha llegado a un acuerdo para habilitar un asistente personal [un guiño a la moda de la inteligencia artificial] cuyo cerebro será el ordenador cognitivo Watson.
«Muchos de los bancos – resumió Richard a sus anchas por la Salle Pleyel – han llevado su modelo tradicional al mundo online demasiado tarde; es el recurso a una tecnología de ayer». Hasta mañana,
Norberto