Patrick Drahi tiene prisa. Al estar sus comprar apalancadas con deuda, tiene que aprovechar los bajos tipos de interés. Y tras la compra, aplicará su maestría en el recorte de costes para mejorar sustancialmente el flujo de caja, con lo que estará habilitado para contraer nueva deuda. Las agencias de calificación lo tienen en el punto de mira, pero el imperturbable empresario declaraba en mayo: “aquellos que se obsesionan con la reducción de su deuda, es porque no saben cómo crecer”.
Dicho y hecho. La semana pasada el grupo francoisraelí Altice, fundado por Drahi en 2002, anunció haber llegado a un acuerdo para comprar el operador de cable estadounidense Cablevision, por el que pagará 17.700 millones de dólares, la mayor parte financiado con deuda. En 2012, el endeudamiento de Altice era de 1.700 millones, pero cuando se consume la compra de Cablevisión habrá alcanzado los 48.500 millones.
En menos de dos años, Altice ha adquirido sucesivamente SFR, segundo operador móvil de Francia (17.000 millones de euros), Portugal Telecom (7.400 millones de euros) y el 70% de Suddenlink, séptimo operador de cable de Estados Unidos (9.100 millones de dólares). En medio, presentó una oferta de 10.000 millones de euros por Bouygues Telecom, que fue rechazada. Según ha dicho Drahi, la compra de Cablevision es otro peldaño en la escalada: “Francia es sólo el 3% del mercado mundial, tenemos el 97% restante como campo para seguir creciendo”.
Algunos analistas temen que con la compra de Cablevision, Drahi ha ido demasiado lejos. Se ha metido de cabeza en el proceso de consolidación que vive la industria del cable en Estados Unidos. AT&T ha pagado 48.500 millones de dólares por Direct TV, pero Comcast fue forzada a retirar su oferta por Time Warner Cable (TWC). Charter Communications espera que se apruebe su oferta para quedarse con TWC, mientras Dish (operador de satélite) prepara su eventual fusión con T-Mobile, filial americana de Deutsche Telekom. La suma de Cablevision y Suddenlink daría lugar al quinto del ranking, con 3,7 millones de abonados.
Patrick Drahi amaga con seguir apuntando a todo lo que se mueve, pero a partir de ahora – en Estados Unidos – sólo podría cobrar piezas menores, y además tendría que abordar la problemática integración de sus activos en Estados Unidos. Hay que añadir que Cablevision no es ningún chollo: sus propietarios la han vendido porque no podrían igualar las inversiones en fibra de Verizon, con quien su cobertura se solapa. La idea de Drahi sería – es lo que dice – desarrollar (o comprar) capacidades de banda ancha móvil para competir empaquetando servicios quad play, un modelo que aplica en Francia desde que procedió a fusionar Numericable y SFR.
A priori, el acuerdo de compra de Cablevision no plantearía problemas al regulador, pero aun así no estaría consumado antes de mediados de 2016. Drahi insiste en que su prioridad sigue siendo participar del movimiento – según él inexorable – de consolidación de las telecos europeas. Parece más plausible pensar que estará demasiado ocupado digiriendo su aventura transatlántica.