24/10/2014

24Oct

Desde que Edward Snowden sacó a la luz las actividades de espionaje electrónico de la NSA, toda la industria ha tratado con mayor o menor acierto de desmarcarse. Apple no sólo ha negado cualquier complicidad o consentimiento pasados, sino que en su reciente presentación, ha asegurado solemnemente que sus nuevos iPhone 6 y 6 Plus son impenetrables para los espías. Una afirmación que, aparentemente, busca varios objetivos: tranquilizar al mercado chino, y facilitar la entrada de sus dispositivos en las grandes empresas, de la mano de los consumidores, esa práctica que llaman BYOD [bring your own device].

Contrasta con el empeño de Samsung, líder del mercado mundial, por obtener el visto bueno de los organismos del gobierno de EEUU. Cinco de sus dispositivos móviles acaban de recibir la autorización de la NSA (nada menos) que permite a los funcionarios del gobierno y las fuerzas armadas usarlos para transmitir documentos clasificados. Abarca los smartphones Galaxy S4 y S5, Galaxy Note y y 4, y la tableta Galaxy 10, a condición de que tengan implementada la plataforma de seguridad Knox.

Gran noticia para Samsung, en un momento difícil. Sus resultados trimestrales siguen bajando, y sus beneficios operativos han llegado a caer un 60%, declive atribuido a la división de móviles. En 2010, esta división aportaba el 75% del beneficio. Ahora… una foto del mercado mundial de smartphones muestra saturación en los mercados maduros (occidentales), que desplaza la expectativa de crecimiento hacia los países emergentes, con el paralelo avance de los competidores chinos [y Samsung ha perdido el primer puesto en China]. En este contexto, penetrar en los clientes corporativos es un imperativo, y la seguridad es un eje del marketing.

Samsung ha trabajado en el desarrollo de Knox desde 2011, pero el lanzamiento se produjo en febrero de este año en el Mobile World Congress. Los directivos de la compañía imaginaron demasiado rápidamente el asalto a la fortaleza de BlackBerry, pero hasta el momento no parece que hayan avanzado mucho: en mayo, Samsung mencionó que había 87 millones de dispositivos equipados con Knox, pero sólo 1,8 millones con sus funciones activadas; no ha actualizado esas cifras. Tampoco ha informado qué ha sido de su oferta para que algunos rasgos de Knox formen parte de una próxima versión de Android, sistema operativo manifiestamente vulnerable.

En la práctica, no basta con tener un software de seguridad; para que sea eficaz, hay que imbricarlo en el hardware, y este tiene que ser no menos seguro. Samsung goza del control total de sus procesos de fabricación, a diferencia de cualquier competidor. Luego, hay que disponer de una red de centros capaces de dar servicio a los clientes corporativos [ya existen en EEUU, Canadá, India, Reino Unido y Polonia] y, por último, hace falta que uno o más organismos especializados en seguridad bendigan la solución. La autorización de la NSA es, por tanto, un trampolín para ser aceptado por las grandes empresas y bancos.

Una de las virtudes de Knox es la tecnología de «contenedor virtual» que permite separar los usos y accesos personales de los corporativos. No obstante, puede haber otras objeciones: en el ambiente de sospechas y polémicas que rodea la actividad de la NSA, no van a faltar suspicaces que pregunten por las concesiones que pueda haber hecho Samsung a cambio de esa autorización que la pone tan contenta.

Entretanto, el líder del mercado corporativo, apetecido por Samsung (y por Apple, ahora en alianza con IBM) sigue siendo BlackBerry: trastabilla, pero nadie ha ocupado su lugar. La semana pasada, la prensa canadiense se hacía eco de un rumor – que se repite cada cierto tiempo – acerca de una (supuesta) adquisición inminente por parte de Lenovo. El rumor no es nuevo, como digo, pero se enfrió cuando la compañía china compró Motorola Mobility. Ahora bien, si esta adquisición aún no ha sido aprobada, ¿qué pegas no le pondrán las autoridades a la absorción de la única empresa que, hasta ahora, tenía un nivel de permisos equivalente al que se acaba de conceder a Samsung?


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