Un colega francés ha hablado de “surprise espagnole”: los ingresos de la filial de France Télécom en España crecieron un 4,5% en 2011, resultado inesperado para un mercado en recesión. Sin embargo, esta contribución no ha sido suficiente para compensar las dificultades del grupo en Francia, su primer mercado. Las cuentas de la empresa semipública francesa cerraron el año con una leve caída del 1,6% en los ingresos (45.300 millones de euros) y sin cambios en los beneficios (3.800 millones).
Hay que fijarse en dos aspectos colaterales. Uno es la decisión de recortar el dividendo un 14% con respecto al pagado en el ejercicio pasado, como recurso para hacer frente a los compromisos de inversión sin acudir al mercado de deuda. Es una actitud que ya anunció tiempo atrás Telefónica, y probablemente hoy haga lo mismo Deutsche Telekom. Ahí tenemos, una tendencia que se extiende por Europa. Mantener el ritmo de inversión exige medidas financieras y, probablemente, regulatorias.
Este es el otro aspecto: precisamente ahora, el negocio de FT en su país de origen ha sido puesto en jaque por la entrada de un cuarto operador móvil, Free, cuya agresiva política de precios repite la que aplicó en su día como proveedor de Internet. Como, en virtud de los acuerdos de itinerancia – apadrinados por el regulador – el 90% del tráfico de Free pasa por la red de FT, esta denuncia el riesgo de colapso provocado por las ofertas “irresponsables” de su rival. En una nota publicada por separado, Orange France estima en 210.000 el número de clientes que ha perdido en el primer mes de operaciones de su nuevo competidor.