Los comentarios sobre el acuerdo por el cual Nokia pagará 15.600 millones para absorber Alcatel Lucent, han oscurecido otro asunto, este de signo contrario, relacionado con la compañía finlandesa: su declarada intención de vender su división HERE, de cartografía digital y servicios basados en localización (LBS), que se ha quedado descolgada, sin sinergias explotables con el negocio principal de infraestructura de redes. En su origen, esta división debe su existencia a la compra de Navteq, por la que Nokia pagó la astronómica cifra de 8.100 millones de dólares en 2007.
Por aquella época, el negocio de los mapas parecía tener un futuro brillante y la compra de Navteq coincidió en el tiempo con la de TeleAtlas por TomTom. Pero el futuro no llegó, o no fue tan bueno como se esperaba: aquella costosa compra vale actualmente – incluso tras haberla arropado con otras adquisiciones menores – unos 2.000 millones de euros, según estimaba Nokia a finales del año pasado. Los analistas consideran que podría venderla por el doble, dependiendo de quién sea el comprador y para qué quiera comprarla.
Los ingresos de HERE, 959 millones de euros en 2014 se deben, en un 55% (503 millones) a la venta de licencias, principalmente a la industria de automoción, unos 13 millones de licencias. Por otro lado, sus mapas son contratados por Yahoo, Microsoft y Amazon (competidores de Google), y su plataforma LBS la usan compañías como FedEx y UPS. Pero el futuro de HERE está íntimamente asociado al auge del ´coche conectado`. En su última presentación a inversores, vaticinó que los sistemas de navegación van a pasar de una penetración del 26% en los coches nuevos de este año al 36% en 2020, lo que representaría subir de 23,4 millones de sistemas ´embebidos` a 37,4 millones.
Estas hipótesis de crecimiento linear son discutidas por los partidarios de sistemas integrados en tecnologías como CarPlay (Apple) y Android Auto (Google). En la práctica, estas replican en un cuadro de mando las funciones propias de aplicaciones de un smartphone: en ambos casos, aúnan música, mensajería y reconocimiento de voz (Siri, Google Now). El hardware tiene importancia: el procesador de un smartphone es mucho más potente que el que llevan la mayoría de los navegadores de las marcas de coches, lo que influye sobre el tiempo que emplea en recalcular una ruta.
En definitiva, la cartografía y los sistemas de localización son sólo una parte, quizá menor, de la cuestión. Los fabricantes de coches no las tienen todas consigo al respecto: temen quedar cautivos de Apple o Google, pero tienen dudas acerca de la perdurabilidad de sus inversiones en sistemas propios. De momento, HERE es la opción preferida por el 80% de las marcas, gracias a que sus mapas son muy superiores a los gratuitos de proveedores como Google.
Con esta perspectiva de mercado, ¿a quién podría interesar comprar HERE? Nada más desvelarse la intención de venta, saltó un nombre: Uber, cuyas operaciones están ligadas a la información basada en sistemas de localización. Pero podría haber muchos otros candidatos interesados en ocupar ese espacio. Incluso Apple, aunque en cierto modo sería sacrificar las inversiones que tuvo que hacer a marchas forzadas para desarrollar su propio sistema de mapas tras un sonado fracaso en 2012.
Entretanto, Nokia ha invertido en la compra de dos pequeñas empresas relacionadas con la conducción asistida, pero esta empieza a parecer algo limitado al lado de los coches autónomos, una idea de Google que empieza a ser tomada en serio. No está claro si HERE ha hecho suficiente trabajo de I+D para estar a la altura de esa circunstancia. Porque un coche automático, para ser viable en el mercado, necesitaría una precisión y una fiabilidad que hoy no existen. Por esto ha llegado a mencionarse la posibilidad de que sea Google – que tiene sus propios mapas e infraestructura para producirlos – quien acabe comprando HERE aunque sólo fuera para evitar que otro la compre.