La muerte anunciada [perdón por la frase hecha] de Windows XP está teniendo efectos muy diversos. El más evidente, ya comentado aquí, es la ofensiva de los fabricantes de PC para sustituir el sistema operativo de 2001 por uno de sus sucesores modernos, Windows 7 o Windows 8. Otro es el paso adelante de Google – en algún caso apoyada por esos mismos fabricantes – para populizar sus portátiles Chromebook . Ahora o nunca, se han conjurado los distintos actores del mercado, cada uno por sus motivos. Los dos movimientos eran previsibles. No lo era en absoluto que Google se asociara con VMware para aprovechar en beneficio mutuo esa coyuntura.
La combinación podría hacer daño (a Microsoft), siempre y cuando consiga atraer un cierto grado de aceptación entre las empresas, cualidad que no es precisamente un punto fuerte de Google. Esta y VMware anunciaron el acuerdo por separado, lo que ya es indicio de bajo perfil, pero como es lógico coinciden en la definición: se trata de hacer que las aplicaciones que corren sobre Windows estén a disposición de los usuarios de un Chromebook, usando el DaaS (desktop as a service) Horizon View 5.3, de VMware. «Las vulnerabilidades de seguridad, la incompatibilidad de aplicaciones y los costes de migración son cosa del pasado», exagera un directivo de Google en el blog oficial de la compañía.
No hace falta decir que las empresas viven en un entorno tecnológico muy diferente al de 2001, cuando empezaron a adoptar el venerable Windows XP. Venerable pero todavía útil: se estima que es todavía el que se usa en el 29% de las organizaciones [el porcentaje es inferior entre los consumidores, más propensos a renovar sus PC]. Pero no está escrito que vayan a reemplazar un Windows por otro Windows, a menos que se les estimule. La versión 8, que se anunciaba como un salto hacia el futuro, ha tenido problemas con la aceptación de su interfaz, y esto ha revitalizado las ventas de Windows 7, que se suponía era sólo transitorio. Es precisamente en este intersticio donde quiere colarse la iniciativa conjunta de Google y VMware.
Sanjay Poonen, VP de VMware y director general de su rama end-user computing, ha declarado que a las empresas les gusta la simplicidad de los Chromebook, pero les disuade la dificultad de hacer correr en estos sus aplicaciones históricas basadas en Windows. ¿Cuál es la solución que se les propone? Virtualizar el desktop y convertir las aplicaciones de Windows – particularmente Office – para que residan en un servidor equipado con Horizon View 5.3.
No es muy distinto de lo que ha anunciado Amazon con su servicio DaaS Workspaces, y este anuncio posiblemente ha movilizado a VMware y Google para ponerse de acuerdo. Es la primera vez que ambas cooperan: hasta ahora, se habían mirado con recelo por los respectivos planes en la nube, pero Poonen – que ha llegado a VMware hace menos de un año, procedente de SAP – avisa que este es sólo el primero de muchos acuerdos posibles entre las dos compañías. ¿Estamos en el inicio de una alianza contra Microsoft, adversario de ambas?
Paso a paso. De momento, el acuerdo se aplicará sólo on-premise para los usuarios actuales de Horizon View, y estará disponible en el segundo trimestre sobre vCloud Hybrid Service a través de partners de VMware. Se ofrecerá por suscripción, cuyo precio aún se desconoce.
Para VMware es la oportunidad de ganar tracción en el ascendente negocio de virtualización del desktop (VDI), dominado por su rival Citrix. Para Google, una manera de dar respetabilidad a un sistema operativo, y por extensión a los portátiles de diversas marcas, a los que por lo general se les reconoce sólo una virtud, la de ser un thin-client barato, aunque no tiene todavía el perfil capaz de entusiasmar al mercado corporativo.