Si hasta puede pensarse que comprar una empresa por 1.200 millones de dólares es una minucia, comparada con otras adquisiciones recientes. La semana pasada, sin ir más lejos, se anunció la transacción más cara desde la burbuja del 2000: Avago pagará 37.000 millones de dólares por Broadcom. Mientras así va el movedizo sector de los semiconductores, el de almacenamiento se agita con intensas pulsaciones. Hablo de la compra de Virtustream por EMC, cerrada en 1.200 millones. Para quien no sepa de qué se trata, ahí va una primera aproximación.
Con esta adquisición, que sigue a otras en la misma línea, EMC se va alejando de su oficio de vendedor de equipos de almacenamiento, para empezar a construir una nueva rama de su ´federación`, dedicada a los servicios gestionados en la nube.
Los análisis de mercado apuntan que el auge del cloud computing no es tan rápido como podría ser, debido a que muchas empresas son reticentes a mover sus cargas a la nube si esto implica confiar en proveedores pequeños, por muy «disruptivos» que sean. En cambio preferirían ser fieles a los grandes actores con los que mantienen relaciones históricas, si estos tuvieran una oferta cloud creíble. En el caso de que se trata, Virtustream es pequeñas pero voluntariosa: aparece clasificada como proveedor de nicho en el último cuadrante ´mágico` (sic) de Gartner, que describe el mercado IaaS (infraestructura como servicio); EMC, por su lado, no compite en ese mercado: vende servicios gestionados, pero sólo en relación con su razón de ser, el almacenamiento.
La compra modificará el perímetro y ampliará la oferta de EMC. En teoría, la adición de Virtustream le permitirá «soportar todo tipo de aplicaciones y cargas en todo tipo de nube». El principal interés que tiene para EMC es una tecnología, llamada xStream, que permite mover aplicaciones críticas – particularmente entornos SAP – desde on-premise hacia la nube, y la emplea en en su propia oferta IaaS [Forrester la define como nube privada gestionada], además de venderla a proveedores de servicios y empresas que necesitan controlar sus propios entornos cloud.
El acuerdo sobre Virtustream se produce meses después de que EMC comprara Cloudscaling, cuya especialidad es el software basado en OpenStack para despliegue de nubes híbridas. Las dos – más Maginatics y Spanning, absorbidas en 2014 – van a formar una nueva división que funcionará con autonomía al mando del fundador de la primera, Rodney Rogers, quien reportará directamente a Joe Tucci, chairman de la federación EMC. Esta va siendo una familia numerosa [VMware, RSA, Pivotal y VCE] en la que cada uno tiene su papel en una estrategia común. Se reconoce que hay «un mínimo solapamiento» entre Virtustream y VMware, pero que los servicios de ambas serán complementarios en la práctica.
La iniciativa tiene un valor estratégico para Tucci, que ha presentado un primer trimestre insatisfactorio, con sólo un 2% de crecimiento en los ingresos de EMC [5.613 millones de dólares] y una caída del 36% en su beneficio neto [252 millones de dólares]. En parte, explicable por el impacto cambiario, pero sobre todo por una fuerte bajada en las ventas de cabinas de almacenamiento de alta gama y sistemas de backup. La verdad es que sólo la contribución de VMware y de los sistemas emergentes de almacenamiento salvaron las cuentas de este primer cuarto del año.
Aparte de las tensiones aplazadas con algunos accionistas, Tucci tiene que acelerar la transición de EMC adaptándola al nuevo contexto del mercado. Ocasiones anteriores fueron resueltas con las exitosas compras de DataDomain e Isilon, entre otras. pero el momento actual presenta varios retos importantes, a cual más urgente: por un lado, la competencia de los all-flash arrays aprieta , mientras los sistemas hiperconvergentes y el almacenamiento definido por software presionan sobre el catálogo. Como telón de fondo está la influencia del cloud computing. En la superficie, la nueva división de servicios gestionados podría objetarse como una ´canibalización` de su oferta tradicional, pero Tucci ha comprendido que su legado será juzgado por la habilidad para transformar el rumbo de la compañía después de catorce años al timón.