Si la operación se concreta, que eso parecía ayer, tendrá muchísima lógica. IBM estaría a punto de cerrar la venta de una parte de su negocio de servidores, la línea System x, basados en procesadores x86 (Intel o AMD, según los casos). Y el comprador, cómo no adivinarlo, sería Lenovo, que pagaría entre 5.000 y 6.000 millones de dólares. Una parte del personal del centro de ingeniería de servidores que IBM tiene en Carolina del Norte, ha sido advertido de que pronto pasará a depender del vecino [Lenovo tiene su cuartel general a pocos kilómetros, donde se instaló al comprar en 2004 la división de PC de IBM]
No es la geografía lo importante, sino el deseo de IBM de desprenderse de las actividades de hardware de bajo margen [los sistemas i, p y z mantendrán su estatus actual]. Pero sólo estaría dispuesta a venderlos a alguien que garantice que no usará esos activos para amenazar sus posiciones en otros negocios rentables. Lenovo cumple esa condición, además de la excelente relación mutua. Sería un arreglo que en cierto modo evoca al que en su día acordaron sobre los Thinkpad: IBM seguiría suministrando a sus clientes soluciones basadas en servidores x86, ahora fabricados por la compañía china.
Según los últimos datos de IDC, el valor del mercado mundial de servidores x86 creció por razones excepcionales en cuarto trimestre, gracias a los nuevos chips Sandy Bridge, pero siguió declinando en unidades. En el caso de IBM, líder del mercado [puesto que perdería], la caída fue del 2% y el 3,7% respectivamente. Lenovo, por su lado, no es un competidor notorio, porque sus máquinas Thinkserver se venden fundamentalmente en China. La transición del mercado con la abundancia de marcas blancas – y quizá su confianza en que sabrá gestionar los costes mejor que IBM – le animan a dar el salto. Sería, asimismo, una oportunidad para reforzar su canal con un catálogo más robusto. El precio que se ha mencionado parece elevado, pero las partes sabrán calcular el valor de la oportunidad.
Si acaso, la única sombra podría ser provocada por la colisión con otro acuerdo, el que Lenovo firmó con EMC el año pasado, que la habilita para vender – sobre todo en China – equipos de almacenamiento de bajo nivel, integrados con sus propios servidores. Pudiera ser que esta circunstancia chocara con la rivalidad que mantienen IBM y EMC, pero tampoco sería un caso excepcional de promiscuidad tolerable, a la vista de abundantes ejemplos que ahora mismo no vienen al caso.