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  17/05/2019

17 de mayo 2019

Intel ha dado pie a varias noticias en las últimas semanas. Una buena, la nueva familia Xeon para centros de datos. Otra tardía, el anuncio de que en el segundo semestre se normalizará el suministro de procesadores para portátiles que tiene muy disgustados a los fabricantes de PC.  Y una tercera, que parece no tener arreglo: la pérdida de Apple como cliente para los módems de la próxima generación de iPhone, consecuencia del acuerdo que reintegra ese negocio a manos de Qualcomm. De la tercera noticia voy a ocuparme en este newsletter. Me facilita mucho la tarea un artículo de Aaron Tilley (en The Information) que reconstruye las entretelas de lo que llama el divorcio entre Apple e Intel.

Un par de horas después de conocerse el acuerdo entre Apple y Qualcomm, que deja fuera de juego a Intel en el desarrollo de un módem 5G, Bob Swan  anunció que esta última abandona sus esfuerzos por falta de perspectivas de rentabilidad. Tilley rastrea el desencuentro hasta 2010, cuando Intel adquirió activos de Infineon por 1.400 millones; buscaba resarcirse del error de no haber aceptado participar del proyecto de iPhone al que había sido invitada por Steve Jobs. Como es sabido, en 2011 Apple se echó en brazos de Qualcomm como único suministrador durante cinco años. Intel tardó en desmontar sus equipos, que en cierto momento habían sumado 7.000  personas dispersas en 32 sitios alrededor del mundo.

En 2015, Brian Krzanich, CEO de Intel hasta el año pasado, había tomado la iniciativa de fichar a Venkata (Murthy) Renduchintala, que dirigía la ingeniería de Qualcomm, pero este fue resistido por veteranos que desde entonces pasarían a estar a sus órdenes. De pronto, el viento pareció cambiar en 2016: Apple, que ya barruntaba un conflicto con Qualcomm, negoció con Intel para que le suministrara un módem – 8060 según la nomenclatura – desarrollado en conjunto, para equipar una parte de los iPhone 7, si bien Qualcomm siguió como proveedor del resto hasta que se rompieron las relaciones.

Curiosamente, los vaivenes de Intel le impidieron aprovechar esta segunda (o tercera) oportunidad: el prototipo del siguiente módem 5G (8160) no convenció a Johny Srouji, senior VP de tecnología de hardware de Apple, quien recomendó a Tim Cook hacer las paces con Qualcomm [un vídeo en el que elogiaba la tecnología de esta fue mostrado durante el juicio].

No fue plato de  gusto para Cook desdecirse de la demanda y aprobar el pago de 4.500 millones de dólares a su adversario (y nuevamente  proveedor) en concepto de royalties atrasados. El premio será, algún día,  completar el desarrollo de su propio módem, una tarea que según fuentes de Tilley podría llevarle hasta 2025.

El deterioro de la confianza entre Apple e Intel amenaza la continuidad del contrato de suministro de procesadores para la familia Mac. El mes pasado, Cook expresó públicamente su decepción, lo que ha llevado a suponer que tiene planes de autoabastecimiento, quizás el año próximo.

Entretanto, algunos quisquillosos andan quejándose de que el consejo de Intel tirara por la calle del medio y escogiera como nuevo CEO a Bob Swan, antes CFO y el primero en alcanzar esa posición sin haber estudiado ingeniería. Bueno, qué quieren que les diga, a juzgar por los vídeos que he visto, puede que Swan no tenga la soltura escénica de su predecesor, pero la verdad es que los problemas que afligen a Intel no los ha creado  ningún financiero ni ha sabido resolverlos ningún ingeniero.


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