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  16/10/2014

16Oct

En espera de ocasión apropiada, tenía archivado un artículo firmado en diciembre por Francisco González, presidente del BBVA, en el que avisaba a la banca que debe prepararse para una eventual irrupción en su terreno de unos temibles competidores llamados Amazon y Google. Su razonamiento era este: “los nuevos entrantes no tienen los problemas que tenemos los bancos con la obsolescencia de nuestros sistemas y el alto coste de las redes de distribución. Hasta ahora, sólo hemos visto a algunos actores como PayPal, Square, iZettle o SumUp, asomarse a lo que tiene el aspecto de ser un negocio de nicho […] Casi con total certeza, las grandes empresas del mundo digital, dotadas de marcas fuertes y con millones o miles de millones de usuarios, ya están pensando en saltar a la arena de los servicios financieros”.

La ventaja en la que podría apoyarse la banca – explicaba González – es la vastedad de la información financiera y no financiera que acumula acerca de sus clientes [por lo que] “en esta nueva era, los bancos tendremos que transformarnos en bancos digitales y adaptarnos a nuevas formas de actuación, más propias de las empresas de servicios de información”.

PwC publicaría poco después un estudio en el que concluía que “el fracaso de los gestores de fondos para mantenerse a tono con el cambio tecnológico, acabará por abrir oportunidades para que los grandes grupos de Internet se cuelen en la cadena de valor bancaria”. No obstante, los propios autores reconocían que “es poco probable que estos nuevos actores consigan desplazar el papel de los bancos como proveedores primarios de servicios financieros en mercados donde estos son ampliamente accesibles”. O sea, con otro lenguaje, la consultora venía a decir lo mismo que González (de quien no hay que olvidar que antes de ser banquero fue directivo de una multinacional informática.

Pues yo sigo sumando referencias sobre el asunto. La compañía suiza Temenos, especializada en software para entidades bancarias, ha publicado los resultados de una encuesta según la cual el 23% de los directivos de banca consultados considera que la competencia más peligrosa vendrá desde fuera de los confines tradicionales de su sector. Por si a alguien la proporción le parece baja, sepa que hace un año era del 18% y hace dos años del 11%.

Una puerta por la que podrían colarse esos nuevos competidores en el ´ecosistema` financiero serían los medios de pago electrónicos. Google Wallet, lanzado en 2011 en Estados Unidos, es un ejemplo de iniciativa que se ha quedado a medias pero podría reactivarse ahora, para librar batalla contra el nuevo servicio Apple Pay. Incluso Facebook ha dado a entender que no renuncia a ofrecer alguna forma de servicio de pago a sus usuarios.

“Claramente – dice el informe de Temenos – la rápida digitalización se conjuga con la cada vez más débil lealtad de los clientes de la banca, para sentar las condiciones de entrada de empresas que han construido sus modelos de negocio sobre la base de enormes volúmenes de datos en los que hay una colosal información sobre los usuarios”. Junto a los grandes nombres de Internet, se menciona la proliferación de plataformas peer-to-peer – como Lending Club o Funding Circle – que son señaladas por el 19% de los encuestados como competidores en ascenso, mucho más que las cadenas de grandes superficies, un poco alicaídas en su oferta financiera.

Ay, al informe de Temenos se le ve el plumero: “los bancos tradicionales – dice – deberían actuar cuanto antes para contrarrestar estas amenazas competitivas, empezando por reemplazar las aplicaciones del pasado e invertir en capacidades analíticas. La ventana para tomar estas medidas se va estrechando, mientras los bancos ven recortarse sus márgenes”.


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