16/07/2014

16Jul

¿Cómo confiar en las previsiones a tres o cuatro años vista, si una tras otra las precedentes han sido desmentidas por la realidad? Gartner ha publicado este mes, como hace cada mes de julio, sus previsiones sobre el gasto en TI de 2014 y su proyección hasta 2018. Empecemos por la del año en curso: el gasto global en TI va camino de cruzar la barrera de los 3,7 billones de dólares, lo que implica un crecimiento del 2,1% sobre el de 2013 [3,673 billones] que fue plano. No deja de ser una mejoría, dirá un optimista, añadiendo que en moneda constante el aumento sería del 2,8%. A lo que un pesimista replicará que hace justamente un año la previsión para 2014 era del 4,1%, y en abril pasado era del 3,2%, o sea que si esto fuera una crónica y no un newsletter, podría titularla como «el crecimiento siempre menguante».

No acusemos a Gartner a la ligera: el pasado mayo, IDC procedió a rebajar su pronóstico del 4,6 al 4,1%, y no es descabellado suponer que volverá a corregirlo a la baja uno de estos días.

No es la primera vez que asistimos a esta secuencia. Gartner se excedió en un punto al prever el crecimiento de 2012 y volvió a apuntar alto cuando, en julio de ese año, predijo que el mercado despertaría por fin en 2013 con una progresión del 4,4%. Ahora sabemos que el resultado fue cero. Tras la acumulación de errores – siempre por exceso, nunca por defecto, qué curioso – se imponía dar una explicación.

Aquí viene, firmada por todo un VP de Gartner, John-David Lovelock, que recurre al arsenal seudoteórico de esta consultora [ya saben: hype cycle, magic quadrant, nexus of forces, etc].Lo que pasa es que las cosas cambian demasiado rápido, viene a decirnos el analista Lvelock, por lo que es difícil traducir en cifras el ritmo de la transición hacia lo que Lovelock llama «la tercera edad de las TI». Si la primera edad (1980-2000) fue «artesanal» [automatizar tareas rutinarias] y a la segunda (del 2000 hasta hoy) etiquetada como «industrialización de las TI» [perseguir la eficiencia] le sigue la fase actual, en la que «la tecnología no está al servicio de los negocios existentes, sino que dicta cómo han de ser los negocios».

¿Cómo encaja esta tipología con la anemia de crecimiento? Siempre según el animoso Lovelock, la razón estriba en que la inversión crece, pero en productos y servicios más baratos. En otras palabras, la commoditización va tan rápido que requiere menos capital, y trastorna los métodos de cálculo que los analistas han usado durante décadas. El mejor ejemplo de esa tendencia lo aportan los servicios de telecomunicaciones: crecerán este año el 0,7% después de una caída del 1,2% en 2013. El impacto es fuerte, porque contribuyen con el 43% del gasto total [1,6 billones de dólares en 2014].

Otras transformaciones en marcha afectan al valor total del gasto. El valor del gasto en dispositivos, por ejemplo, crecerá este año el 1,2% hasta cerrar con 685 millones de dólares. La guerra de precios en los servicios cloud y SaaS obliga a rebajar del 4,6% al 3,8% el crecimiento de este año (967 millones). Es un área de la que Gartner augura que deprimirá la inversión en datacenters [+0,4% hasta sumar 140 millones] que de todos modos será mejor que la contracción de 2013. El software de empresa es la estrella de las previsiones: 6,9% de crecimiento, hasta 321 millones de dólares, impulsado por los proyectos de big data y digitalización.

Claro está que, a esta altura del año, los analistas tienen un alto grado de visibilidad sobre lo que dará de sí 2014. Las dudas reaparecen cuando el informe de Gartner proyecta hacia el futuro una serie que va del 3,7% en 2015 al 3,2% en 2018. ¿Significa esto que los factores citados por Lovelock admitirán un cambio de ciclo en los próximos cuatro años? El analista dice, con convicción aparente: «la commoditización tenderá a estabilizarse en los próximos años». Ya veremos.


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