Había expectación por conocer los primeros resultados de las dos empresas nacidas de la partición de la histórica HP. Un interés justificado por saber si aflorarían tan pronto las supuestas ventajas de un divorcio que, aunque muy elaborado, ha tenido la mala pata de coincidir con un bajón del mercado, que tiñe de rojo las cuentas. Los resultados del primer trimestre de Hewlett-Packard Enterprise [HPE] y HP Inc. [HPQ] muestran que se mantiene la (casi) paridad de tamaño: ingresos de 12.700 millones de dólares [HPE] y 12.200 millones [HPQ], respectivamente. Pero es reseñable que ambas se han achicado: un 2,5% [HPE] y un 12% [HPQ] con respecto a lo que ingresaban, dentro del tronco común, a igual fecha de 2015.
Los CEOs y CFOs de las dos empresas dedicaron tiempo de la conferencia con analistas a desgranar cada parámetro financiero en dos versiones: en moneda corriente y en moneda constante, la segunda menos negativa que la primera. Desde luego, no es una exclusividad: prácticamente todas las empresas estadounidenses insisten en culpar de sus dificultades al efecto cambiario, tanto más notable cuando más dependan de las ventas en otros paises. Disimulan así, de paso, que hasta hace poco se beneficiaban del efecto contrario; la excusa puede sonar más o menos convincente a los accionistas, pero la contabilidad no cambiará.
A pesar de esta observación, las cifras indican que mientras los ingresos de HPE descendían un 2,5% en dólares corrientes, ascendían un 3,8% en dólares constantes. Tim Sronesifer, su CFO, estimó que al final del ejercicio el impacto negativo será de más o menos 3 puntos. En el caso de HPQ, el pretexto sirve todavía menos, porque la caída del 12% en moneda corriente sigue siendo una caída, aunque del 5%, medida en moneda constante.
Dejando aparte los malabares financieros, lo relevante es la marcha de los negocios de cada compañía. Puesto que HPE es la más grande de las dos, empecemos por ella. El único rasgo positivo lo aporta la unidad Enterprise Group: sus 7.100 millones de dólares representan un ascenso del 1% [que, vaya, hubiera sido del 7% de ajustarse el impacto cambiario]. Es un detalle de peso, porque EG respresenta el 55% de los ingresos y es la mayor fuente de beneficio operativo. En el seno del EG, ha tenido un crecimiento destacado la rama de networking, en parte gracias a la adquisición de Aruba. La evolución de los servidores, de las cabinas de almacenamiento y de los servicios, merecería comentario aparte.
Meg Whitman, CEO de HPE como antes lo fue de la matriz, prefirió subrayar otro aspecto de su gestión: destinará el 100% del free cash flow previsto en 2016 [de 2.000 a 2.200 millones de dólares] a devolver ´valor a los accionistas`, por la vía de recomprar acciones y pagar dividendo. Al mismo fin dedicará la mayor parte de los 2.000 millones que espera recibir cuando complete la venta del 51% de su filial H3C al grupo chino Tsinghua. A este compromiso cabe atribuir el que la acción de HPE trepara a su cotización más alta desde la separación.
La otra compañía surgida del divorcio, HPQ, tiene otros problemas que afectan a sus dos negocios principales. Personal Systems se ve afectada por la profunda contracción del mercado mundial de PC, por lo que sus ingresos [7.500 millones] bajaron un 13% (o un 6% en moneda constante). El retroceso de Printing Systems [4.600 millones de ingresos] fue porcentualmente más grave: -17% (-11%) y sus causas más tortuosas. La debilidad de la demanda de impresoras se ha visto agravada porque sus competidores (todos japoneses) disfrutan del efecto yen para exportar. Esta circunstancia, según Dion Weisler, CEO de HPQ, será la normal a partir de ahora, y la compañía tendrá que adaptarse al nuevo contexto.
Las medidas tomadas por Weisler para corregir la situación son diversas. Por un lado, privilegiará la oferta de productos de mayor valor, con la obvia finalidad de estabilizar el precio medio y elevar los márgenes; por otro, revitalizará el negocio de consumibles, que aporta dos de cada tres dólares de ingresos a la rama Printing pero está en declive. Cosa muy distinta ocurre con la rentable unidad de artes gráficas y gran formato, y Weisler prometió presentar nuevos productos profesionales en la feria Drupa, a finales de mayo; asimismo, 2016 verá por fin el lanzamiento de la oferta de HPQ en impresión 3D.
Weisler también dijo a los analistas que los esfuerzos operativos no serían suficientes si no se toman medidas de productividad; en otras palabras: sin otra ronda de reducción de plantilla. Quizá podría completarse la frase con la opinión contraria: no sería suficiente recordar costes si no hubiera reactivación de la demanda.