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  14/04/2014

14Abr

Los cronistas de Wall Street han puesto un mote, vamos a suponer que irónico, The Big One, a la corrección que cabe esperar tras el prolongado período alcista que, con mínimas interrupciones, ha durado desde marzo de 2009. La semana pasada, el índice Nasdaq, que amalgama esencialmente las acciones de biotecnología y TI, dio un susto al bajar de los 4.000 puntos, apenas un mes después de haber alcanzado su máximo en 14 años. Es lógico, por tanto, que se espere con impaciencia la apertura de la sesión de hoy, que o bien podría prolongar la caída y dar miedo, o marcar una recuperación técnica más o menos rutinaria.

Lo cierto es que algunas de las compañías TI de más alta capitalización bursátil han sufrido en su valoración el mayor golpe desde la crisis financiera: unos 200.000 millones de dólares en una muestra de 14 empresas cotizadas. Comentaristas responsables creen apreciar que el sentimiento [así lo llaman] de los inversores empieza a alejarse de ciertos papeles recalentados – como Facebook, que ha caído un 22% desde su cénit en marzo – y a tomar cariño por otros, como HP, cuya cotización ha subido un 27% en lo que va de año. O sea que, en lugar de hablar genéricamente de burbuja, lo más sensato es estudiar gráficos y tablas para ver qué acciones se han inflado, y por qué sufren ahora un revolcón.

Una razón que vale para casi todos es la inminente apertura de la temporada de presentación de resultados trimestrales; se asume que el período ha sido mediocre: «un alto número de compañías han adelantado que sus beneficios estarán por debajo del período equivalente del año pasado», advierte secamente un informe de FactSet.

Aparte, se esgrime la existencia de causas específicas. Facebook, por seguir con el mismo ejemplo, provocó a finales de febrero un entusiasmo incómodo tras su compra de What´sApp: la verdad es que los inversores siguen sin entender la operación, pero su paciencia se colmó con la siguiente adquisición – la startup Oculus Rift, por 2.000 millones de dólares – que muestra en Mark Zuckerberg una cierta propensión aventurera. Colateralmente, Google ha caído un 12% en un mes [el doble que el índice Nasdaq] y el único argumento que he leído es que sus beneficios tienen una única fuente de ingresos, la publicidad, ¡vaya novedad!

Un punto interesante, revelado por Richard Waters en el Financial Times, es la serie de ventas de acciones por parte de fundadores y directivos de empresas que han decidido hacerlas líquidas, quizá conscientes de que el mejor momento era «ahora o nunca». Waters menciona a Jeff Bezos, que en los últimos meses se ha embolsado 1.000 millones de dólares, justo a tiempo para salvarse de una caída del 11% en la cotización de Amazon, una compañía a la que los inversores siempre le han perdonado no ofrecer beneficios.

Más comentado ha sido el hecho de que Sheryl Sandberg, número dos de Facebook, se ha desprendido de más de la mitad de la participación que obtuvo con la salida a bolsa de hace dos años. El matiz, en este caso, es que la transacción estaba pactada desde hace tiempo, y se hizo efectiva a un precio inferior al máximo alcanzado en marzo. Por cierto, Sandberg ha desmentido el rumor de su inminente salto a otra compañía o a un cargo gubernamental.


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