Nunca se había visto algo así: en las 48 horas siguientes al lanzamiento de dos nuevos modelos – por primera vez dos y no uno – la acción de Apple volvió a caer al nivel de mayo. Lo que indica que en las semanas precedentes se equivocaron analistas e inversores, inducidos por la máquina de rumores que la compañía tiene escondida en alguna parte. Gene Munster, el más afín de los analistas bursátiles (Piper Jaffray) lo dice así: «todos erramos y sufrimos una decepción […] habíamos previsto una oferta auténticamente dirigida a la parte baja del mercado, y ahora ajustamos nuestro modelo a la frustración de las expectativas; los ingresos del año fiscal y el precio por acción serán inferiores a lo que esperábamos».
Los estrategas de comunicación de Cupertino propagaron la fábula del iPhone low cost, y algunos picaron, como quien tituló ´Apple se suma a la guerra de precios`. O los que hicieron una tosca conversión para escribir que el iPhone 5C se venderá a 70 euros (!), dato que ningún operador europeo ha confirmado. Sobre Apple han caído las críticas. No al móvil en sí, que es tan excelente como el iPhone 5 sólo que dentro de una carcasa de policarbonato y en varios colores. Puesto que se filtró que sería un smartphone barato, el problema está en el precio y en la manera de comunicarlo. Anunciarlo «desde» 99 y 199 dólares con contrato de dos años de permanencia, es una verdad a medias. Los usuarios no contratan con Apple sino con los operadores – por ahora tres en Estados Unidos – y estos tendrá algo que decir en el precio final, puesto que su plan de tarifas tiene que permitirle recuperar el coste que fije Apple. Y, en principio, este coste será un porcentaje del precio sin contrato (549/649 dólares, que en Europa se traducirá en 599/699 euros.
No todos los operadores europeos van a pasar por el aro, o si lo hacen será de mala gana. No van a negarse a vender un iPhone, desde luego, pero no pondrán en ese empeño sus energías de marketing. La tendencia de esta industria apunta a recortar o directamente eliminar la subvención de los terminales, por lo que Apple tendrá dificultades a la hora de negociar con aquéllos el precio de transferencia del iPhone 5C.
Eso ya se verá. De momento, me quedo con la opinión de Horace Dediu, cuyos análisis respeto y envidio: «Las versiones premium [iPhone 5S] van a contribuir menos al volumen. La competición se está desplazando, para pelear por los usuarios tardíos en los mercados avanzados y por los nuevos usuarios en los mercados rezagados. El nuevo iPhone 5C, a su nivel de precio real, no es adecuado para ninguna de las dos categorías, pero al menos tiene la virtud de marcar el ´fin del principio`del mercado de los smartphones«.