Gemma me ha pedido que explique por qué Apple ha aplicado una heterodoxa división de sus acciones. Allá voy. Según la leyenda que lo acompaña, el 7 es un número cabalístico, pero no ha sido por eso que Apple lo ha elegido como patrón del split a razón de 7 x 1. Es habitual que las compañías cotizadas se inclinen por un split de 2 x 1, procedimiento que duplica el número de títulos en manos de los accionistas y divide el precio por dos. En teoría, no debería afectar – al menos inmediatamente – el valor de la compañía. Pero si se hace con frecuencia por algo será. He leído un análisis según el cual «especialmente en el sector tecnológico, algunas compañías han comprendido que la alta cotización de sus acciones es un obstáculo para la democratización de su propiedad».
En abril, cuando Tim Cook, CEO de Apple, anunció la medida que se materializó este lunes, dijo que el único motivo era poner las acciones de la compañía al alcance de más gente, pero en febrero de 2012 se había negado a hacerlo con el argumento contrario. La diferencia tal vez resida en que el difunto Steve Jobs siempre sostuvo que los accionistas deberían sentirse remunerados con el aumento de la cotización, sin pretender recompensas a cargo de la tesorería de la compañía, reduciendo así su capacidad de invertir en innovación. Tim Cook ha endulzado el dogma.
Se han esbozado tesis psicológicas al respecto. Una dice que un split envía al mercado el mensaje de que el timón de la empresa está en buenas manos: ningún consejo lo aprobaría si no viera una perspectiva de crecimiento. Desde luego, invertir en bolsa será más fácil para quienes no tienen un gran capital que arriesgar, pero no por ser aparentemente más baratas, los que tienen (o gestionan) grandes capitales, van a dejar de acumular acciones que prometen buen rendimiento. Por tanto, la explicación tiene que ser más compleja.
Desde 2010, 57 de las 500 cotizadas más grandes de Wall Street han hecho un split. En general, en los primeros meses no pasó nada apreciable, pero luego sus acciones se valorizaron muy por encima de la media. Vale. Pero hay otro movimiento común, que es la recompra de acciones propias para formar autocartera, con lo que de hecho se «seca» la oferta de títulos disponibles, con el resultado de sostener la cotización. Es una fórmula de rendimiento que, por ejemplo, practica sistemáticamente IBM [un guasón ha calculado que, a este paso, en 2031 no habrá más acciones de IBM que comprar, porque todas serán propiedad de IBM].
Un split puede tener la virtud de aliviar la presión que los fondos institucionales y los inversores ´buitre` pueden ejercer, y de hecho ejercen, para que los equipos directivos adopten sus estrategias de valor bursátil. Este parece ser el caso de Apple: algunos de esos ´activistas` inspiran las campañas de ciertos blogs empeñados en sostener que Apple ha dejado de innovar y, por tanto, sus ´fundamentales` están frenados.
Al decir de algunos analistas, Cook tendría en mente una segunda derivada: dentro de un tiempo, Apple – la empresa con mayor capitalización en bolsa, supuestamente la más deseable – solicitaría ser parte del índice Dow Jones Industrial Average, limitado a 30 compañías. Para esa intención, el alto precio de la acción sería un obstáculo, al limitar el volumen de negociación.
No sólo Apple ha procedido a un split últimamente. Google lo ha hecho a su manera, creando una nueva estructura accionarial que refuerza el poder de voto los dos fundadores, de manera que ningún grupo de accionistas podrá dictarles lo que han de hacer con la compañía.
Apple ha pasado por tres splits en su historia: 1987, 2000 y 2005. Quien comprara acciones de Apple el 28/2/2005, hoy tendría un capital quince veces superior. Yendo más atrás en el tiempo, una acción original valdría hoy 5.164 dólares, en lugar de los 645,57 del viernes pasado. No es un caso aislado: Amazon ha hecho tres splits, y su valor teórico sería ahora de 4.000 dólares por acción; Microsoft, que ha hecho nueve a lo largo de su vida, valdría unos 12.000 dólares.
Eso está muy bien, pensará Gemma, pero ¿por qué 7 x 1? La hipótesis es la siguiente: desde hace meses se consideraba que 700 dólares era un precio al alcance [de hecho, la acción subió un 23% desde que se anunció el split]. Si se ajustara según su punto más alto [705,07 dólares el día de lanzamiento del iPhone 5 en 2012] la división daría 100,72. En la práctica, en un fin de semana ha pasado de 645,57 a 93,14. Pero hay quien está al acecho del punto más bajo para sacar partido de una subida, pero a este precio le acción podría ser más volátil.