No ha sido una sorpresa, pero ha surtido efecto como si lo fuera. Ha bastado que Intel rebajara sus previsiones del tercer trimestre – los resultados se publicarán el 16/10 – para que sus acciones y las de sus grandes clientes cayeran de inmediato. De un rango entre 13.800 y 14.800 millones de dólares, ha pasado a 12.900/13.500 millones. Como media, 1.000 millones menos de ventas entre julio y septiembre. Intel hilvana cinco explicaciones: caída de ventas de PC, estrechamiento de los inventarios, incertidumbre sobre Windows y, algo relativamente nuevo, el retroceso de la demanda en Asia-Pacífico.
No ha sido una sorpresa, digo, porque tras enunciar en enero un objetivo de crecimiento del 7 al 9% para 2012, Intel lo ajustó antes de cerrar el segundo trimestre, bajándolo al rango de 3 al 5%. Ahora, el nuevo recorte equivale a decir que 2012 podría cerrarse con “crecimiento casi cero”. Sí, es coherente con el pronóstico de IDC sobre la venta de PC este año: menos del 1%. Vale que se nos pronostica un 7% anual entre 2013 y 2016, pero ya aparecen las dudas sobre 2013.
En un informe de rutina, un analista del Citi, Glen Yeung, advierte que el anuncio de Intel es “la evidencia que faltaba de que la industria de PC va de cabeza a un segundo semestre desastroso, la peor segunda mitad que se recuerde”. La debilidad económica es un factor, señala, pero la confusión en torno a los roles de Windows 8 y Windows RT tiene al sector en vilo.
Puedo asegurar que no ha sido premeditada la coincidencia de fecha entre este comentario y el análisis de las novedades híbridas que se han visto en Berlín. Pero, ya que coinciden, por algo será.