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  10/10/2016

10Oct

Da la impresión de que a los accionistas de Samsung les inquieta poco la calamidad sufrida por la compañía a cuenta de las baterías defectuosas del Galaxy Note 7. Realmente, lo que les importa son los resultados, y ocurre que estos son buenos a pesar del problema que un analista de Macquarie Securities considera «una contrariedad de corto plazo». El pasado viernes se conoció un adelanto de los resultados del tercer trimestre, que arrojan un beneficio operativo de 7,8 billones de won (unos 7.000 millones de dólares), equivalente a un 5,5% de aumento interanual.

Se mantiene la tendencia positiva del segundo trimestre y, aunque las cifras detalladas no se publicarán hasta fin de mes, este dato ha bastado para disparar la cotización de las acciones, que al cierre de la semana rozaban su máximo histórico.

A decir verdad, las acciones habían caído tras conocerse las primeras noticias negativas sobre el Note 7. Pero, desde entonces, ha entrado en juego otro factor: una carta de 10 folios y 30 gráficos, en la que el fondo ´activista` Elliott Management reclama una partición del conglomerado Samsung, una nueva política de dividendos y un cambio de gobernanza. Este fondo, dirigido por Paul Singer, es conocido por haber forzado la mano de otras empresas en las que tenía acciones para que se adaptaran a sus criterios, cuyo resumen es «más valor al accionista».

Samsung – denuncia Singer en su carta – está infravalorada en un 70% «debido a la innecesaria complejidad de su estructura». La cuota de capital de Elliott en el grupo coreano es pequeña, de sólo el 0,62%, pero sus argumentos podrían ser respaldados por una parte de los inversores institucionales occidentales que poseen el 60%. Por su lado, la familia Lee controla Samsung con no más del 4,9% gracias a una sofisticada trama de sociedades instrumentales. El fondo presenta su alternativa: simplificar la estructura separándola en una sociedad holding que tendría sólo el 20% de otra compañía operativa. Este mecanismo gozaría de beneficios fiscales – según los cálculos de Elliott, que de eso sabe algo – y en principio no seria contrario a los intereses de la familia Lee, metida en una delicada fase sucesoria. Lee Jae Yong (48 años), heredero aparente del patriarca incapacitado, ya sabe cómo las gasta Singer.

El año pasado, Elliott libró una batalla jurídica contra la propuesta de fusión de dos empresas del grupo: Cheil Industries (que funciona de hecho como cabecera familiar) y Samsung C&T (en principio una constructora, que es el centro de operaciones del heredero). Al final, Lee ganó el pulso, porque una mayoría de accionistas aprobó la fusión.

Vuelve Singer a la carga con un plan más elaborado. La segregación supondría que las dos compañías resultantes coticen en Nueva York y que los accionistas reciban un dividendo especial y la incorporación de tres miembros independientes al consejo.

Así planteada, la operación podría tener apoyo entre muchos accionistas, disconformes con el modelo de control que prevalece en Samsung. No es la única razón por la que las acciones de Samsung suben, que también. La prensa coreana airea que el coste del reemplazo masivo del Galaxy Note 7 tendrá impacto limitado sobre las finanzas de la compañía, aunque nadie – mucho menos Samsung Electronics – lo cuantifica. La clave está en que los otros negocios del grupo van viento en popa, en particular los semiconductores y los paneles para pantallas.

Samsung Electronics es el líder indiscutido en el mercado de memorias DRAM y en la próxima generación de memorias flash 3D NAND. Asimismo, lleva ventaja a sus rivales en las ventas de paneles OLED, que disfrutan de una demanda ascendente de los fabricantes chinos de smartphones. Estos dos capítulos, por sí solos, compensarían el desastre del Galaxy Note 7. Anticipan los analistas que la división de móviles ha tenido beneficios en el trimestre y cerrará el año fiscal con un margen superior al (mediocre) de 2015.

Antes o después, tendrá que afrontar la realidad de que el Galaxy Note 7 está maldito, pese a sus cualidades. Es difícil imaginar que se reactive la demanda tras la campaña –lubricada por la competencia – que cada día destila una incidencia aquí o allá para desacreditarlo. La redención sólo llegará hasta el Galaxy S8, que debería aparecer en el Mobile World Congress del año entrante.


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