Los empleados de Google en Mountain View comen gratis, juegan al futbolín en horario laboral y se les invita a dedicar un 20% de su tiempo a proyectos personales. Pero no pueden usar Windows. Como fundamento, se apunta a los fallos de seguridad del sistema operativo de Microsoft, que habrían sido la brecha por la que hackers chinos lanzaron ataques masivos contra los servidores de la compañía. Aquellos ataques datan de siete meses atrás, y resulta poco creíble que sean la causa del nuevo episodio de la guerra sin cuartel entre dos empresas enfrentadas en casi todos los terrenos imaginables. El próximo capítulo se llama Chrome OS vs. Windows 7.
El personal de Google tiene la opción de usar Mac OS X o Linux. Si por alguna razón fuera necesario el uso de Windows, necesitará la autorización expresa del departamento de sistemas. Algunos han entendido el veto como una rabieta ante los rumores según los cuales Apple dejará de usar Google como buscador por defecto en el iPhone – adoptando Bing, de Microsoft, en su lugar – pero Steve Jobs ha negado que esa sea su intención: “Google es nuestro competidor, pero en Apple no nos comportamos con rudeza”.
La explicación parece ser esta: el lanzamiento de Chrome OS se prepara para el cuarto trimestre. Los usuarios, pero sobre todo los fabricantes, ya están advertidos de que en esta confrontación, todo vale. Un portavoz de Microsoft ha optado por replicar en tono comedido, recordando que ningún sistema operativo es intrínsecamente seguro o inseguro al 100%, y que los ataques contra Google aprovecharon la circunstancia porque esta utiliza todavía Explorer 6.0, navegador nacido en 2001 que desde hace años se recomienda sustituir por versiones posteriores más seguras.
“Si Google usara de preferencia Mac – razona John Pescatore, analista de Gartner – la diferencia no hubiera frenado a los hackers chinos; al contrario: hubiera sido un estímulo para ellos”. Las estadísticas confirman que Windows es, con diferencia, el sistema operativo más atacado, en la misma proporción que su base instalada, superior a un 90% de los PC en uso. De hecho, desde que Apple ha ganado puntos en el mercado, las vulnerabilidades de su sistema operativo han sido más explotadas, explican los expertos en malware. El problema no está tanto en el sistema operativo o en las aplicaciones que se programan sobre él, sino en el uso que se hace de ellas: “sólo el 3% de los códigos maliciosos que encuentra Symantec explotan una vulnerabilidad técnica; el 97% restante, obedecen a esquemas de ingeniería social, basados en la ingenuidad o ignorancia de los usuarios”.
Entonces, si el argumento de la seguridad no es sostenible, ¿por qué tirar la piedra y esconder la mano? La filtración de la noticia a Richard Walters, corresponsal del Financial Times en San Francisco, marca el inicio de una agresiva campaña de marketing. Once meses han pasado desde su anuncio y pasarán otros cuatro hasta el lanzamiento. Google sabe que proyectar una imagen de seguridad será pieza clave para el lanzamiento, y conoce por experiencia la desconfianza inicial que despiertan las iniciativas “en la nube”. Hay que presumir que sus estrategas son conscientes de que el método de mantener versiones beta de carácter experimental será difícilmente aceptable: el producto tiene que salir acabado y sin mancha.
Esta semana, en la feria Computex, Sundar Pichai, VP de Google, confirmó los planes de lanzamiento de Chrome OS. El concepto genérico es rompedor, y probablemente representa el futuro en la misma medida en que Windows está asociado al pasado. Para empezar, no nace vinculado a una plataforma de hardware: la web será su plataforma; se ha construido sobre Linux, como una variante de Ubuntu, pero apoyándose en la interfaz de usuario del navegador Chrome. Esta idea de que el sistema operativo se apoye en el browser (y no al revés, como en la pareja Windows/Explorer) es imaginativa, pero no está dicho cómo se articulará con las aplicaciones existentes. A menos que el planteamiento sea tan radical como para pensar que puede forzar el grado de adopción que Google Apps no ha conseguido hasta el momento. En la reciente conferencia Google I/O se habló de un proyecto de tienda online de aplicaciones que estaría vinculada con el nuevo sistema operativo.
Así planteada la estrategia, queda por conocer el papel que se reserva a los fabricantes de hardware. Chrome OS será gratuito, lo que elimina el pago de licencias, abaratando el precio final. Su primer destino parece ser una nueva generación de netbooks, tras constatar que el paso de Windows XP a Windows 7 despierta reticencias; varios fabricantes (Acer, Asus y Lenovo y tal vez otros) trabajan ya sobre la hipótesis de lanzar modelos en los que los dos Chrome (navegador y sistema operativo) preinstalados, permitirán acceso inmediato, aplicaciones online y almacenamiento ´en la nube´, todo ello presuntamente con garantías de seguridad.