La sexta generación del microprocesador de Intel lleva sobre sus espaldas una gran responsabilidad. Aparte de las mejoras de rendimiento y de eficiencia, Skylake llega acompañado de funcionalidades adyacentes que buscan diferenciar los nuevos PC de los que estaban en el mercado hasta ahora. La coincidencia con el lanzamiento de Windows 10 suma valor al movimiento: Intel y Microsoft juntos para explotar las posibilidades del sistema operativo en nuevos chips. Se espera que sirva para frenar la persistente caída del mercado del PC. Este ha sido el mensaje explícito de la compañía en su evento IDF como en la feria IFA, a la que acudió con un despliegue propio de una marca de consumo.
Es una generación numerosa, compuesta por 48 procesadores que tratan de cubrir todas las opciones detectadas en el mercado. Irán llegando progresivamente, como los vPro, destinados al segmento profesional, e Intel ha mostrado su intención de lanzar versiones bajo la marca Xeon basadas en Skylake, para equipar servidores, una familia de productos que pretende capitalizar el crecimiento de big data y de cloud. En el fondo, aunque ya empieza a hablarse de su sucesor, Skylake supone la actualización de casi cualquier procesador del catálogo de Intel, si bien habrá que esperar algo más para ver la sustitución de los Celeron y los Pentium.
Por conveniencias de la industria. la línea que adquiere mayor importancia en este momento es la serie U, destinada a los portátiles ligeros: incorpora un procesador de señal de imagen dedicado, una tarea de la que se ha ocupado tradicionalmente la GPU. En esto, como en otros aspectos, se aprecia el esfuerzo que la compañía hace para acercarse al mercado de gaming. Por cierto, la línea Core M también mejora significativamente su capacidad gráfica, así como la duración de la la batería, una pista de lo que se podría esperar para un futuro MacBook o una tableta bajo Windows.
Intel presentó su procesador Core i7-6700k en julio, y en los primeros días de septiembre, pudo presumir de tener una familia Skylake más amplia en la feria IFA. Las primeras marcas de PC siguen esa estela. Esto, aunque a principios de 2015 anunciaba varias CPU basadas en Broadwell, frente a las cuales las de Skylake representan un salto adelante. Muchos observadores señalan que así como Broadwell se comió pronto a Haswell, la longevidad de los nuevos Skylake no está garantizada. ¿Por qué habría de estarlo? Los ordenadores con Haswell se siguen vendiendo, y los Broadwell todavía están lejos de agotar su recorrido en el mercado.
El protagonista de la presentación en Berlín fue Kirk Skaugen, director general de la división Client Computing, quien argumentó así la sintonía entre Skylake y Windows 10: «habitualmente, Intel ha tenido que esperar dos o tres años hasta que un salto adelante en el sistema operativo se acompasara con las mejoras tecnológicas de nuestros procesadores. Esta vez, Windows 10 nace con voluntad de mejora continua, y esto nos lleva a la conclusión de que estamos realmente en la misma onda».
Que la frase no era inocente lo demostró Skaugen días después, invitado a una conferencia de Citi Group. Ante un grupo de analistas, admitió que Intel cometió en 2012 un error al menoscabar la importancia de los PC desktop y, en consecuencia, no diseñar para ese entorno los procesadores Broadwell, de quinta generación. Aquella decisión permitió a la compañía ahorrarse dinero en I+D, pero cuando por fin los usuarios estuvieron dispuestos a abandonar Windows XP, no encontraron incentivos para reemplazar sus equipos de sobremesa.
Puede que los medios, con sus ansias de novedad, tuvieran una cuota de responsabilidad en el desdén hacia la demanda de desktop [en aquellos tiempos la moda era escribir que las tabletas matarían al PC]. Lo que sí dijo Skaugen fue que el negocio de procesadores para esa categoría de PC contribuye con unos 10.000 millones de dólares a los ingresos de Intel. Las consecuencias del error se han visto pasado mucho tiempo: en el primer trimestre de este año, las ventas de chips para desktop bajaron un 16% y en el segundo otro 22%. Arrepentida, la compañía promete volver al ciclo de refresco anual de sus procesadores para desktop. De lo que ha podido deducirse que acelerará la salida de su próxima microarquitectura, Kaby Lake, pero desde luego Skaugen no iba a dar esa pista.
En la misma conferencia, los analistas trataron de ahondar en una frase que el CEO de Intel, Brian Krzanich, pronunció al presentar los resultados del segundo trimestre: la perspectiva del mercado de PC es «relativamente plana», dijo para justificar los esfuerzos de diversificación acelerada que ha emprendido en varias direcciones. Cuando a Skaugen le preguntaron por el asunto, optó por matizar las palabras de su jefe: «mi trabajo es ayudar a que el mercado de PC crezca, no resignarme al estancamiento».
Volviendo a la presentación de Berlín, un tema central fueron los nuevos formatos de portátiles, a los que se atribuye la misión de revitalizar el alicaído mercado global de PC en los próximos meses. De hecho, el stand de Intel era el mejor escaparate de modelos híbridos que podía encontrarse en toda la feria. A propósito del asunto, Skaugen recalcó que la estrategia de hacer converger tabletas y notebooks en los llamados 2-en-1 ha sido un éxito.
Skaugen basó su argumento en datos del mercado estadounidense, que lleva seis trimestres consecutivos de retroceso en la venta de portátiles, pero la visión cambia si se segregan los 2-en-1, que han ayudado a moderar la caída. Comentó que, según las encuestas, un 56% de los compradores de estos hibridos habían considerado la posibilidad de comprar una tableta. Lo que Skaugen llamó éxito consiste en que, si bien Intel tiene una cierta presencia en tabletas, la mayoría de estas usan chips de arquitectura ARM, mientras que la abrumadora mayoría de los 2-en-1 son fieles a los de Intel.
En lugar de seguir pujando por el rendimiento, los chips de la familia Skylake se centran en reducir el tamaño y en aumentar la eficiencia energética. Skylake supone aplicar el proceso de fabricación de 14 nanómetros a una gran variedad de PC desktop y portátiles, más allá de la gama alta en la que se centraba inicialmente ese proceso. Intel apunta que gracias a ello esta generación duplica (y más) la velocidad, pero sobre todo ofrece gráficos 30 veces superiores, arranca cuatro veces más rápido y proporciona el triple de duración de la batería.
En cuanto a la disipación térmica, la potencia necesaria para enfriar el chip es mucho menor que en sus antecesores, lo que significa que Skylake puede integrarse en un mayor número de sistemas y, por supuesto, los dispositivos consumen menos energía. Estas mejoras se unen a una serie de nuevas funcionalidades que intentan impulsar la adopción por parte de los fabricantes de sus nuevas líneas de chips.
Otras novedades sobre la quinta generación son la tecnología RealSense, que permite obtener un escaneado 3D detallado mediante un sensor de cámara dual, lo que ha facilitado el desarrollo de Windows Hello, una forma de iniciar sesión mediante reconocimiento facial. También de la colaboración con Microsoft ha surgido la integración de Cortana, mientras que el soporte al 4K es todavía una promesa.
Hans-Jürgen Werner, director de go-to-market EMEA, explicó a este blog el porqué de estas innovaciones. “Cuando te preguntas por qué alguien compraría un PC nuevo te das cuenta de que lo tienes que hacer es darle razones. Algunas son obvias, pero a medida que habilitas nuevos modelos de uso y nuevas tecnologías estás añadiendo razones para que la gente los compre”. Son tecnologías accesorias para los chips, pero imprescindibles para mantener viva la renovación del parque de ordenadores.
“Skylake es, desde nuestro punto de vista, un producto que habilita el mayor rango de productos que hayamos tenido con una sola arquitectura. Empieza con productos que solo disipan 4,5 vatios para crecer hasta los sistemas con cargas de trabajo muy exigentes, como ´renderizar` un objeto en 3D o hacer una animación para películas. Nos dirigimos a todo el mercado de PC, más amplio de lo que el consumidor suele ver», abunda el ejecutivo alemán.
La compañía confía en renovar gran parte de los más de 1.000 millones de PC que estima tienen más de seis años, con 500 millones de más de tres años de antigüedad. Es un gran bocado y Werner puntualiza que la confluencia entre Skylake y Windows 10 es algo que no ocurría desde hace décadas. Pero lo cierto – admite – que muchos de los «viejos» PC se usan poco, porque el usuario ha desplazado muchas tareas a las tabletas e incluso a los smartphones, cada vez más sofisticados..
Las ventas de PC descendieron en el tercer trimestre un 10,8%, según IDC o un 7,7% según Gartner. En este escenario, con previsiones pesimistas para el año próximo, el deseado impacto de Skylake y Windows 10 se antoja dudoso. Uno de los problemas – para Intel, sobre todo– de la última versión del sistema de Microsoft es que, excepto algunas funcionalidades, Windows 10 puede desplegar sus capacidades en un PC bajo Windows 7. Muchos de los ordenadores que Intel – y los fabricantes, por supuesto – quisieran renovar, se usan para tareas sencillas, para las que siguen siendo válidos los chips precedentes.
Una característica que destaca en la primera ola de procesadores de microarquitectura Skylake es su sendible mejora gráfica, un guiño al mercado gamer. “El gaming es la Fórmula 1 de la industria TI. Tenemos que dar satisfacción a esos aficionados desde una plataforma PC, darles la mejor tecnología, la más adecuada […]», se entusiasma Werner.
En las GPU, Intel ha seguido el camino marcado por AMD, dando más importancia al procesador gráfico. Skylake lleva la primera GPU de Intel que soporta DirectX 12, una mejora sensible sobre todo si se echa la vista atrás. Hasta Sandy Bridge (2011) no podía decirse que la compañía tuviera un producto gráfico verdaderamente competitivo. En Skylake confirma la mejora que ya se manifestaba en Broadwell (de la quinta generación). Pero, sobre todo, resuelve uno de los problemas de las tarjetas gráficas integradas, el consumo de memoria, pues al emplear la misma RAM tiende a ralentizar los procesos.
En fin, se trata de una oferta revitalizada para amortizar inversiones cuantiosas. “Una fábrica hoy en día cuesta 7.000 millones de dólares. Una sola. ¿En cuántos años hay que amortizarla? Dos y medio. Después, ya podemos decir que ganamos dinero, pero hasta ese momento estaremos pagando la fábrica. Así que este es un negocio muy intensivo en capital. Por eso tenemos un capex de entre 15.000 y 22.000 millones cada año”, se despide Werner del cronista.
[informe de Pablo G. Bejerano]