1/06/2010

Ballmer se comerá otro marrón

Tras el esfuerzo de corregir los problemas que llevaron al fracaso de Windows Vista y enmendar sus propios errores en la fallida compra de Yahoo, Steve Ballmer tiene ahora que resolver otra papeleta, la de insuflar nueva vida a la división Entertainment & Devices (E&D), un puzle dispar que debería haber concentrado las armas de Microsoft contra Apple pero que, en la práctica, ha perdido batallas en todos los frentes. Robbie Bach, presidente de esa rama de la compañía, se retirará a final de mes después de 22 años de servicios, según él para jugar al golf. Hasta nuevo aviso, Ballmer ocupará personalmente su puesto, a menos que prepare alguna reorganización para el inicio del próximo año fiscal.

Robbie Bach
Robbie Bach

Al mismo tiempo que Bach, se marchará J. Allard, un tipo cool que tenía un cargo hecho a su medida: Chief Experience Officer. Al visionario Allard se atribuye el mérito de haber persuadido en 1994 a Bill Gates de la necesidad de un giro estratégico, mediante un memorando titulado Windows: the Next Killer Application on the Internet. Al parecer, su salida está vinculada con la decisión de abandonar su proyecto más ambicioso, el tablet Courier, pero seguirá actuando como asesor personal de Ballmer.

Oficialmente, la compañía se empeña en negar la evidencia, pero si Bach y Allard se van al mismo tiempo, ha de ser algo más que una coincidencia. La semana pasada, otro lugarteniente de Bach, Enrique Rodríguez, se incorporó a un cargo directivo en Cisco, y posiblemente haya otras bajas en cocción. Ballmer reorganizará la división E&D apoyándose en dos pilares: Don Mattrick, VP de Interactive Entertainment Business, y Andy Lees, VP de Mobile Communication Business.

El legado que deja Bach tiene más sombras que luces. La consola Xbox, con 40 millones de unidades vendidas, ¿ha conseguido implantar la presencia de Microsoft en el salón de las casas? No es seguro, pero sí es cierto que la compañía ha dejado de perder dinero con esta aventura, ya era hora;  el Proyecto Natal promete un modo radicalmente distinto de interacción, del que se esperan efectos sobre las ventas del próximo ejercicio. Más discutible es la trayectoria de Zune, un media player concebido como respuesta – tardía – al complejo iPod/iTunes, que no ha llegado a venderse fuera de Estados Unidos, lo que es en sí mismo una confesión.

El tercer componente clave en los dominios de E&D es Windows Mobile, ahora rebautizado Windows Phones. En los buenos tiempos, Microsoft llegó a tener una cuota del 16% del mercado, pero hace un año era del 10,2% y desde entonces ha caído al 6.8%. La aparición de los primeros smartphones de la nueva era se ha fijado para el último trimestre del año, pero entretanto se habrá movido el paisaje, con el lanzamiento del iPhone 4G y de una (o quizá dos) nuevas versiones de Android. Entretanto, el experimento de los pequeños terminales Kin, especializados en redes sociales – otra idea de Allard – no está teniendo la acogida esperada, y probablemente acabe confluyendo con sus hermanos mayores.

El común denominador de estos problemas es la lentitud en el ciclo de desarrollo de productos, un problema endémico de Microsoft que se hace patente cuando se trata de seguir la dinámica de los mercados de consumo. Mientras Microsoft se afana en resolver su rezago en los smartphones, Apple ha extendido su plataforma móvil a la nueva categoría de los tablets, y Google se apresta a hacerlo. Los socios históricos de Microsoft desertan de Windows: HP prepara un tablet basado en Web OS, mientras Dell y Acer se aprestan a lanzar sus dispositivos Android. 

 


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