La lista de tablets candidatos a rivalizar con el iPad es tan larga como difusa: se habla de 29 en distinto grado de desarrollo, pero sólo uno comparable ha llegado al mercado, el Galaxy Tab de Samsung. Playbook, el tablet que acaba de anunciar el fabricante de BlackBerry, se inscribe en esta categoría y, al mismo tiempo, merece ser tratado como un caso aparte, por varias razones. La primera de ellas es que se define como un dispositivo profesional (aunque no por ello renuncia a las aplicaciones de consumo). En cierto modo invierte la proposición de Apple, cuyo iPad es ante todo una máquina de consumir contenidos con la aspiración de ser aceptado como herramienta profesional en las empresas.
Mike Lazaridis
El anuncio del Playbook, escenificado por Mike Lazaridis, copresidente de Research in Motion (RIM), merece una objeción: no estará disponible hasta el primer trimestre de 2011 y, para colmo, quienes asistieron a la presentación se han quejado de que sólo pudieron verlo entre cristales y en un vídeo, lo que sugiere que se trataba de un prototipo provisional. Entonces, ¿por qué acelerar el anuncio? Dicho brevemente, porque RIM necesita marcar territorio, hacer saber a la clientela empresarial que pronto podrá contar con un tablet BlackBerry, para que los directores de sistemas resistan las peticiones de los empleados que presionan para sincronizar la pareja iPhone/iPad con las aplicaciones de las empresas.
Se parte de un concepto básico: smartphone y tablet como compañeros. Hay funciones para las que el primero es irreemplazable y otras en las que parece más lógico disponer de una pantalla más grande, una batería más potente y la capacidad de acceder a contenidos o de escribir y editar documentos. La idea en sí misma no es nueva: hace años, Palm concibió su dispositivo Foleo como compañero de sus móviles, pero fue recibido con indiferencia; puede que HP, ahora propietaria de Palm y muy interesada en el segmento tablet, recupere y renueve aquella idea.
Según las especificaciones publicadas, el hardware del Playbook responde a los cánones de la categoría: 1) su pantalla capacitiva es de 7 pulgadas, equivalente a la del Galaxy Tab [la del iPad es mayor, pero Apple prepara una versión de 7 pulgadas, más barata]; 2) tanto el procesador como la memoria RAM tienen músculo: 1GHz y 1 G respectivamente; 3) cuenta con dos cámaras, una frontal de 3 mpx y otra en el anverso de 5 mpx [el iPad 2 probablemente las llevará también]. El Playbook no prevé conectividad celular, pero cuando se asocie a un smartphone BlackBerry, este se ocupará de convertir la señal a WiFi, y cuando el usuario tenga a mano una conexión WiFI, el tablet la seleccionará automáticamente.
Pero la batalla de los tablets no se libra en el terreno del hardware, sino en el de las aplicaciones. Y esto ayuda a entender por qué Lazaridis prefirió anunciar el Playbook en una conferencia de desarrolladores, a los que necesita reclutar en un plazo de cuatro a seis meses para salir al mercado con una propuesta competitiva. Inicialmente, hay cierta perplejidad porque el futuro dispositivo usará un sistema operativo inédito, BlackBerry Tablet OS, originado en la compañía QNX, que RIM adquirió a comienzos de año. No será, por tanto, el novísimo BlackBerry 6, presentado recientemente junto con el nuevo modelo Torch. Si ambos dispositivos van a trabajar juntos, sus sistemas operativos tendrán que ser compatibles, pero ya se rumorea la presunta intención de fusionarlos.
No parece esta la mejor condición para entusiasmar a los desarrolladores, que andan sobrados de alternativas y, mayoritariamente, se inclinan por crear aplicaciones en iOS o en Android. Por esto, el otro anuncio de RIM ha sido una plataforma de desarrollo que haría posible crear programas y contenidos para ambos sistemas operativos; simultáneamente, presentó la futura plataforma publicitaria de BlackBerry. De manera que, en principio, la empresa canadiense dispone de todo lo necesario para preservar la confianza de su vasta base de usuarios y resistir los avances de sus competidores hacia las aplicaciones profesionales que son su seña de identidad.