La única pregunta que John van Siclen, CEO de Dynatrace, eludió discretamente durante la entrevista con el autor [¿hay una salida a bolsa en el horizonte?] obtendría respuesta a los pocos días. La empresa, nacida en Austria en 2006 pero trasladada muy pronto a Boston, acaba de presentar la documentación para una oferta de venta limitada en Wall Street. Limitada porque su actual propietaria, la firma de private equity Thoma Bravo, pretende retener el control de la compañía, convencida de su potencial de capitalización. El momento parece propicio, dada la avidez por invertir en activos relacionados con el software empresarial, considerados la llave de la llamada transformación digital.
Thoma Bravo tiene buenas razones para saberlo, porque su cartera de inversiones incluye más de una decena de empresas de software. Entre ellas, Compuware, de la que Dynatrace fue segregada en 2014. Otras posesiones notorias en el sector son McAfee, Qlik, Riverbed y Veracode.
El anuncio de la próxima salida a bolsa ha permitido conocer interesantes detalles sobre la economía de Dynatrace. Por ejemplo, que cerró el año fiscal 2018 con 431 millones de dólares de ingresos, un 8% de aumento interanual. O que cuenta con 2.300 clientes en todo el mundo y que el 70% de sus ingresos totales son recurrentes. Durante la entrevista, van Siclen había comentado que su clientela directa tiene como umbral una cifra de facturación de 750 millones de dólares.
La conversación con este blog tuvo lugar en el contexto de la conferencia Perform, que Dynatrace celebró en Barcelona y que reunió a clientes y partners de toda Europa. El nombre dado al evento es significativo porque durante años la empresa ha sido identificada como líder de un segmento específico, que se conoce bajo la sigla APM (Application Performance Monitoring) y ese liderazgo sigue siendo reconocido por la consultora Gartner.
Se da la circunstancia de que Dynatrace hace honor a sus raíces europeas con su centro de desarrollo en Linz (Austria) donde reside el fundador y CTO, Bernd Greifeneder al que recientemente ha añadido un laboratorio en Barcelona, consecuencia de la adquisición de la startup Qumran.
El eje de la conversación con van Siclen giró en torno a lo que él mismo ha llamado “reinvención” de la compañía. La realidad del mercado de T.I. va desplazando a todos sus actores, tanto en la oferta como en la demanda, hacia una influencia dominante, el movimiento cloud computing
En consecuencia, Dynatrace ha reposicionando su modelo de negocio. Mantiene su personalidad asociada con APM, pero se decanta hacia otra noción más amplia, Inteligencia de Software.
¿En qué ha cambiado la monitorización de aplicaciones?
En el modelo cloud, las aplicaciones se vinculan con una serie de servicios compartidos que subyacen en la infraestructura y las redes. Desde el punto de vista de los usuarios, el acceso a esas aplicaciones se diversifica y se distribuye. La compañía entendió tempranamente que el paisaje de las aplicaciones se movía, originando una nueva escala de complejidad, nuevas capas que obligaban a reinventar nuestra plataforma desde abajo si queríamos aprovechar la oportunidad que nos daba de esa disrupción. De hecho, habrá observado un matiz de lenguaje: hemos pasado de monitorizar a hacer inteligencia del software.
[…] pero sin abandonar el origen on-premise, supongo
Exacto. Nuestro enfoque es híbrido: abarca la nube pública pero también on-premise, así como el modelo dinámico que se va imponiendo en el mercado, multicloud. Una aplicación no es meramente una aplicación que corre en un entorno único: todas las aplicaciones de un datacenter tienen que evolucionar para estar disponibles en múltiples nubes. Pensamos en el modelo cloud como un ecosistema hecho de diferentes infraestructuras – AWS, Azure o Google Cloud – pero también una capa de portabilidad gracias a OpenShift (RedHat) o CloudFoundry (Pivotal).
¿Con qué consecuencias para los usuarios?
No sé si ha escuchado la presentación de Alitalia [nota: en la conferencia Perform Europe]. Cuando el CTO de esa aerolínea habla de la experiencia de los usuarios, se refiere a un conjunto tan amplio de aplicaciones que da una idea cabal de por qué Dynatrace se ha reinventado. La nube es hoy el principal factor de disrupción para las empresas, el epicentro de su transformación digital. Sinceramente, no imagino que nadie pueda pensar seriamente en digitalizar su negocio, el que sea, sin mover ciertos procesos a la nube.
¿Qué ha cambiado en la oferta de Dynatrace?
La inspiración viene del cambio producido en la misma definición de aplicación. La nube ha revolucionado lo que solíamos llamar software. Ya sabe a qué me refiero: microservicios, contenedores, múltiples lenguajes que trabajan en común […] esto requiere orquestación. Era impensable cuando nació esta empresa.
Hay pocos actores independientes compitiendo por este segmento. Que Cisco comprara AppDynamics ha puesto sobre aviso a los analistas. ¿Es posible que otros grandes nombres de la industria se interesen en esta actividad?
Claro que es posible [risas]. En Dynatrace vemos las cosas con optimismo. Seguramente conoce aquella frase de Marc Andreessen, “el software se come el mundo”; yo matizaría que el cloud será el factor decisivo en el futuro del software y por tanto de las empresas del sector, lo que determina quién es el líder y cuánto vale su relevancia. Esto vale para AppDynamics, para NewRelic o para cualquier otro competidor; nuestra ventaja es el camino que hemos recorrido y en lo que hemos aprendido […]
¿Por ejemplo?
Primero, algo sorprendentemente sencillo: que el cloud es un ecosistema. Por consiguiente, tienes que estar preparados para conectar y operar transversalmente en un mundo muy heterogéneo. Las APIs abiertas son un elemento central de nuestra estrategia, que nos permite conectar con las plataformas de AWS, Azure, Google Cloud, con OpenShit y con CloudFoundry que a su vez es la plataforma de SAP Hana Cloud mientras que OpenShift es una clave de la plataforma de IBM. Nuestros clientes no tienen que preocuparse por esos elementos derivados […] La otra pieza de esa estrategia son los contenedores. Si no tuviéramos unas API abiertas no podríamos conectar con ellos.
Hace unos años conocí en California a los fundadores de Docker sin entender nada de lo que iba a aportar la tecnología de contenedores. Aun hoy, apenas lo entiendo, pero todos me hablan de Kubernetes […]
[risas] No se sienta mal. Le sorprendería saber cuántas empresas nos consultan sobre Kubernetes, si podría ser interesante para ellas. Está en su lista de deseos: tal vez el 85% de las empresas de 10.000 catalogadas por Fortune dicen estar dispuestas a explorar la tecnología de contenedores. ¿Cuántas lo han implementado? Muy pocas, la verdad. Y ¿cuántos de los vendedores que le hablan de Kubernetes están en condiciones reales de instrumentar esa tecnología como entorno automático de monitorización? Dynatrace sí, desde luego. Creo que estamos en condiciones de llevarnos la parte del león de ese mercado, siempre y cuando acertemos en la manera de atraparlo [risas]
¿Es tan importante como se dice?
Ha citado a Docker. Bueno,… tuvo su oportunidad y ahora todos usan su framework, pero Kubernetes está atrayendo todo el dinero que se puede generar. Mi impresión es que se debe a la desorganización existentes en Docker, una pena que habiendo sido el origen del movimiento no hayan podido monetizarlo.
¿Eso ha sido todo? ¿Desorden?
Los contenedores son una tecnología formidable si se usan para reducir la complejidad intrínseca en las aplicaciones. Especialmente en un contexto multicloud, en el que por definición se mueven cargas continuamente y la necesidad de simplificar es acuciante. Suponga alguien que suministra un servicio basado en una aplicación… se produce una degradación en alguna parte. ¿Dónde? ¿Se debe a la plataforma de origen? ¿O hay que culpar al proveedor cloud? ¿Alguien ha introducido un nuevo código? ¿Alguien ha cambiado algo sin informar de la incidencia? Nosotros nos ocupamos de eso, porque la verdad es que muy pocas empresas están en condiciones de repasar su aplicación y reconfigurar lo que haya que reconfigurar. Esta es la razón por la que Dynatrace se ha reinventado, para responder a esas situaciones. No podemos permitirnos el fichaje de ingenieros de Google en Estados Unidos, pero sí contar con equipos de brillantes ingenieros en Austria, en Polonia o aquí en Barcelona. Esta es una de las razones por las que damos tanta importancia a nuestras operaciones en Europa.
Por cierto, ¿cuánto representa Europa en el negocio global de Dynatrace?
Según los años, oscila entre el 18% y el 32%, algo menos de una tercera parte de los ingresos. Norteamérica representa la mitad o más, dejando un 12% a 14% a la región Asia Pacífico y el 6% a América Latina. Lo que quiero decir es que tenemos una cartera de muy buenos clientes europeos. Además de Alitalia, puedo mencionar el operador británico EE o entre la banca el BBVA. Globalmente, el número de nuevos clientes crece casi un 200%, lo que viene a confirmar la reinvención de la compañía.