28/04/2010

Google y su ´curva de aprendizaje´

Desde la presentación del Nexus One en enero, Google ha aprendido varias lecciones, estas tres entre otras: 1) en el mercado de la telefonía móvil es insensato tratar de marginar a los operadores; 2) la venta online, que es eficaz en otros gadgets, no funciona cuando se trata de vender móviles; y 3) el servicio de soporte al cliente requiere mucho más que una página web y una línea telefónica. En consecuencia, para lanzar en Europa su propio móvil, Google reniega de la experiencia americana, para ceder la soberanía comercial a un operador, Vodafone, y su canal de distribución. El viernes 30, el googlephone empezará a venderse en Reino Unido, y en mayo en España.

vadafone“La tesis de Google [que los móviles pueden venderse por Internet sin subvención] se ha demostrado equivocada, o al menos prematura”, comenta Charles Golvin, analista de Forrester Research. Hasta ahora, la existencia del Nexus One en Estados Unidos se ha visto lastrada por un aluvión de quejas sobre el servicio postventa, que desbordaron la capacidad de respuesta del sistema. Sin contar con la penalización en caso de cancelación anticipada por parte del usuario disconforme. Cualquier operador trataría de encontrar una solución que le permitiera retener al cliente; Google no puede o simplemente no sabe hacerlo. Así fue como el ambiente mediático inicial se volvió en su contra.

Desde enero estaba previsto que Vodafone vendería el Nexus One en seis mercados europeos, pero no que Google renunciaría a venderlo directamente, pero al final ha renunciado. En el mercado británico, el Nexus One puede llegar a ser gratuito para quien se comprometa con un contrato de 35 libras mensuales durante dos años, condiciones análogas a las que el mismo operador aplica al iPhone, su más directo competidor. Vodafone, no Google, se encargará de la función de soporte. Los precios en los mercados continentales aún no se han publicado, ni Google ha dicho si está dispuesta a que otros operadores europeos participen de la operación. Lo relevante es la rectificación: en Estados Unidos, con venta exclusivamente online, se fijó un precio de 529 dólares sin tarjeta SIM, y de 179 dólares asociado a un contrato con T-Mobile. En Europa, los operadores marcan las reglas y sus límites.

Preguntado por la cuestión a mediados de febrero por este cronista, decía el jefe de Android, Andy Rubin, que la única pretensión de Google era ganar la fidelidad a sus múltiples servicios, no ganar dinero. No hay por qué dudarlo, pero no es menos cierto que el Nexus One sirve a Google como plataforma de referencia, un laboratorio para explorar el desarrollo de su ´ecosistema´ de dispositivos móviles. La primera experiencia ha pinchado porque, en este negocio, Google es un advenedizo, y decirlo no niega las cualidades de este smartphone, fabricado por HTC.

Si la idea era – Rubin dixit – crear una fórmula de venta eficiente y revolucionaria, no ha funcionado. Otro punto crítico de la iniciativa fue la decisión de competir con los fabricantes que han confiado en Android como sistema operativo. Estos disimularon el contratiempo con la mejor cara posible, pero era transparente que el asunto no era de su agrado, ni mucho menos que Google prometiera sucesivos modelos de este superphone, al fin y al cabo un competidor de los suyos. Ya se conoce el escarmiento a la arrogancia de Google: según los informes de analistas, hasta mediados de marzo se habían vendido apenas 135.000 unidades, en contraste con el millón largo de su ´primo´ Droid, al fin un éxito de Motorola. Durante la reciente presentación de resultados, un directivo de Google, Jeff Huber, presumió de la atención de 60.000 activaciones diarias de móviles Android, pero sin decir que casi todos son de otras marcas.

Otro hecho llamativo de los últimos días es la renuncia de Google a poner en venta un Nexus One ad hoc para el operador Verizon, recomendando como alternativa otro ´primo´, el nuevo HTC Incredible, que a tenor de los comentarios haría honor al apelativo y, como el Droid, es una implementación de la última versión de Android, además de llevar su propio interfaz de usuario. La prueba de que el mercado ha dado la espalda al Nexus One acaba de ser aportada por un informe de adMob  – propiedad de Google – que mide el tráfico de los distintos móviles Android, y en el que su curva es prácticamente invisible. El informe es interesante porque, si bien refleja sólo la red publicitaria de adMob, muestra otras dos facetas: el rápido crecimiento de Android y, a la vez, su fragmentación. 

El experimento continúa. Con todos los matices necesarios, puede afirmarse que Android es para Google la posibilidad de lograr en los móviles lo que Microsoft ha conseguido con Windows en los PC: la supremacía en el mercado a través del sistema operativo, sin necesidad de inmiscuirse en el hardware. Y muchos fabricantes han acudido al envite, porque Android representa para ellos la mejor oportunidad de frenar la progresión de Apple.


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