10/02/2012

Facebook necesita un fPhone cuanto antes

La lectura del formulario S1, con el que Facebook ha iniciado oficialmente los trámites para salir a bolsa, es una auténtica mina de información sobre una compañía que ya no podrá permitirse la opacidad. Al describir los riesgos que podrían afectarle en el futuro, revela su temor de que Google pueda sabotear la integración de sus aplicaciones en Android. Nada impediría que Apple hiciera lo mismo. Ese temor se traduce en cifras: cómo ´monetizar` los 425 millones de usuarios de sus aplicaciones móviles que “no producen ningún ingreso significativo”. La gravedad del dilema lleva a muchos analistas a pensar que Facebook trabaja ya en el lanzamiento de su propio smartphone.

Mark Zuckerberg
Mark Zuckerberg

No es un secreto que Facebook confía en los móviles como clave de su futuro: en mayo pasado, lo decía a este blog uno de los lugartenientes de Mark Zuckerberg, Javier Oliván. Pero el propósito tiene aspectos problemáticos. En primer lugar, el supuesto fPhone debería ser barato para atraer un número suficiente de consumidores; además de una aplicación propia, y de los juegos de Zynga, tendría que contar con características que hoy existen en otros smartphones.

Por estas razones, es probable que un móvil de Facebook lleve Android como sistema operativo, pero a semejanza de la escogida por Amazon para su tableta Kindle Fire: basado en Android, pero sin identificarse con Android, para evitar la huella de Google, su gran adversario.

Entre otras cosas, el supuesto fPhone ¿tendría acceso a la tienda Android Market? ¿O crearía Facebook su propia app store (opción seguida por Amazon). Desde hace tiempo se habla de un Proyecto Spartan, que consistiría en una tienda online de aplicaciones, gestionada directamente por Facebook, en la que se promoverían aplicaciones web escritas en HTML5, ejecutables a través de un navegador, en lugar del modelo convencional de descarga e instalación en el móvil.

Con toda claridad, el documento enviado a la comisión de valores (SEC) señala que no hay garantías de que los móviles más difundidos en el mercado sigan incluyendo las aplicaciones de Facebook en lugar de productos competidores. “Dependemos de la interoperabilidad de Facebook con sistemas operativos populares que no controlamos, como Android y iOS, y cualquier cambio en esos sistemas que degrade la funcionalidad de nuestros productos, o den tratamiento preferencial a los competidores, podría tener un efecto adverso en el uso de Facebook en esos dispositivos”.

En cualquier circunstancia, necesitaría trabajar con uno (o más) fabricantes para construir su propio smartphone. Reiteradamente se ha apuntado a HTC como el partner con el que existiría un acuerdo (fue el primero que en los de su marca incluyó un botón de acceso directo a la red social). Pero podría optar por no comprometerse con uno y negociar que otros fabricantes crearan hardware específico para funcionar con el software de Facebook; cualquiera, desde Samsung a ZTE, podría estar en esa lista. Cualquiera menos uno, Motorola, propiedad de Google.

De lo que no cabe dudar es de que Facebook necesita tener un dispositivo bajo su control, como medio de resolver su problema principal: en un mundo en el que – según el dogma corriente – los próximos 1.000 millones de usuarios de Internet se conectarán preferentemente a través de un móvil o una tableta, es inadmisible que Facebook no recaude “ingresos significativos” de los 425 millones de usuarios móviles de su plataforma social.

La mayor parte (el 85%) de los 3.700 millones de dólares ingresados por Facebook el año pasado, proceden de publicidad basada en PC, que dejó a la compañía unos beneficios de 668 millones de dólares. La cifra es menos impresionante de lo que parece cuando, en el dichoso formulario S2, se reconoce que en 2011 ha crecido un 104%, que bajará al 58% en 2012 y al 21% en 2013.

Hay una fuente de ingresos adicionales por explotar. Cómo apoderarse de una fracción de los ingresos que genere la publicidad móvil, un mercado global incipiente, que en 2010 se estimaba en 1.500 millones de dólares, y se calcula en 17.600 millones hacia 2015.

Para Facebook, el problema no es aumentar el número de usuarios móviles, sino extraer dinero de ese caudal creciente. No es asunto sencillo: según un estudio de comScore sobre el mercado estadounidense, el 74,3% de los consumidores con móviles (234 millones, en el caso de Facebook) sólo usan mensajes de texto en sus dispositivos, el 47,6% descargan aplicaciones y el 4,6% usan un navegador móvil. Por consiguiente, el otro problema para Facebook es encontrar un formato de mensaje publicitario que sea capaz de ir más allá del texto, y que no llegue a provocar rechazo. Y cuando, preceptivamente, una compañía advierte a los inversores de los riesgos que corre, tiene que demostrar que conoce el método para no caer en ellos.


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