Durante 16 años, en Francia hubo tres operadores móviles con licencia para explotar redes propias. Hasta que las autoridades decidieron que ya era hora de equiparar el mercado francés con los usos europeos que marcan en cuatro el umbral de competencia deseable. La cuarta licencia acabaría adjudicándose durante la fase baja del ciclo económico y con un mercado en vías de saturación. Distintas circunstancias se han unido para que la entrada de un nuevo operador, Free Mobile, provocara un seísmo en el mercado. La autoridad reguladora, Arcep, ha advertido que de desatarse una guerra de precios, el sector podría sacrificar hasta 10.000 empleos en los próximos cinco años.
Entre la puesta en marcha de su servicio, el 10 de enero, y el final del primer trimestre, Free Mobile ha acumulado 2,6 millones de clientes, una cifra sin precedentes y que equivale a un 4% del mercado francés, ¡en sólo 80 días! Lógicamente, la mayor parte en detrimento de los tres operadores preexistentes: Orange, SFR y Bouygues. La rama móvil de France Télécom ha perdido 615.000 clientes entre diciembre y marzo; para SFR (filial del grupo multimedia Vivendi), la merma ha sido de 274.000 abonados, y Bouygues, el más débil de los tres, ha sufrido 370.000 bajas.
Sin embargo, cualquiera diría que el mercado de telefonía móvil en Francia no va tan mal como en España: a finales de marzo, el parque total activo era de 67,4 millones de usuarios, casi un millón más que al 31 de diciembre, con una ratio de penetración del 103,3%. Durante los años anteriores, el incremento había sido mucho más lento, lo que ha permitido a Xavier Neil, fundador de Iliad – empresa que controla Free Mobile – argumentar que su llegada ha sido un elemento expansivo del mercado.
Lo cierto es que la agresividad comercial de Free Mobile ha hecho estragos entre sus competidores. Entre los tres grandes, y también entre los virtuales, a los que ha arrebatado el estandarte low cost. Es un hecho que el cuarto operador presenta una oferta muy competitiva: 19,99 euros mensuales que incluyen servicio de voz, mensajes de texto ilimitados y 3 Gb de datos, sin duración mínima del contrato. También tiene una tarifa de 2 euros mensuales por 60 minutos de llamadas y 60 mensajes SMS mensuales. A los clientes de telefonía fija de Iliad, les propone una reducción de 2 euros en su factura si se suscriben al servicio móvil.
No es la primera vez que Xavier Neil – personaje peliculero que hizo sus primeros millones explotando un servicio “rosa” a través de Minitel – gana por la mano a sus rivales. En 2001, Iliad lanzó su propio servicio ADSL y en 2004 fue el primer proveedor de banda ancha con una oferta triple-play a 30 euros, forzando a los demás a bajar sus tarifas. Con estos antecedentes, nadie podía engañarse acerca de las intenciones de Neil cuando postuló por una licencia 3G a la que otros operadores europeos – entre ellos Telefónica – no se presentaron, por considerarla un negocio de alto riesgo.
No es la primera vez que Xavier Neil – personaje peliculero que hizo sus primeros millones explotando un servicio “rosa” a través de Minitel – gana por la mano a sus rivales. En 2001, Iliad lanzó su propio servicio ADSL y en 2004 fue el primer proveedor de banda ancha con una oferta triple-play a 30 euros, forzando a los demás a bajar sus tarifas. Con estos antecedentes, nadie podía engañarse acerca de las intenciones de Neil cuando postuló por una licencia 3G a la que otros operadores europeos – entre ellos Telefónica – no se presentaron, por considerarla un negocio de alto riesgo.
Las cifras muestran que el reparto del mercado francés de telefonía móvil se ha alterado con la irrupción de la empresa de Neil. En números redondos, Orange cerró el primer trimestre con más de 24 millones de usuarios, perseguido por SFR con unos 20 millones y Bouygues con 11 millones; los operadores virtuales redujeron el número de sus abonados a 7,5 millones. Mientras, Free Mobile se apoderaba de mordiscos de cada uno de los anteriores, provocándoles una sangría económica.
En febrero, el CEO de France Télécom, Stéphane Richard, decía al autor de este blog que “el lanzamiento de la oferta de este nuevo competidor ha ido acompañado de un discurso violento, denigrante contra los operadores actuales”. Sin embargo, los otros competidores han reprochado a Richard el haber facilitado las cosas a Free Mobile en la negociación del contrato de itinerancia por el cual el recién llegado – al que la regulación sólo exige una cobertura propia del 27% de la población – utiliza la infraestructura de Orange.
En un documento distribuído a los accionistas junto con los resultados trimestrales, Richard afirma: “dando prueba de su pragmatismo, Orange ha firmado un contrato de itinerancia 2G y 3G con Free Mobile, cuyos ingresos en función del tráfico fueron estimados en principio en 1.000 millones de euros durante seis años. El tráfico real generado por los abonados de Free Mobile parece ser [desde entonces] sustancialmente más alto de lo previsto”. Extraoficialmente, se ha sugerido que, de seguir el ritmo actual, los 1.000 millones podrían entrar en la cuenta de Orange en dos años y no en seis. Al mismo tiempo, la jugada le ha permitido limpiar su cartera de clientes no rentables, una parte de esos 615.000 que se han pasado a Free Mobile.
Vivendi, grupo propietario de SFR, ha sido pillado a contrapié. Su CEO ha tenido que dimitir, y en su lugar se ha fichado a Michel Combes, hasta ahora máximo responsable del negocio europeo de Vodafone – que el año pasado vendió a Vivendi su participación en el segundo operador francés – y de inmediato ha elaborado un plan para recortar los costes en al menos un 12%. Puede que haya más consecuencias: según la prensa francesa, en la próxima junta de accionistas se propondrá la segregación entre SFR y el resto de las actividades del grupo, para evitar que las cuentas de este se contaminen. Bouygues, cuya estructura de propiedad está dominada por la familia constructora, afronta este ejercicio una caída de ingresos estimada en el 10%.
¿Significa lo anterior que Free Mobile tiene todas las cartas para ganar su partida? No necesariamente: entre los usuarios, las quejas por la calidad de su servicio se multiplican, por lo que su destino podría ser el de refugio para la parte menos valiosa del mercado, cuando el resto de la industria pugna por el valor añadido. Tratando de evitar que los costes del contrato mayorista se disparen, y mientras ahorra para tender red propia, Neil ha dispuesto que una parte del tráfico se desvíe a través de millones de puntos de acceso WiFi propios, principalmente en casa de los abonados fijos. Cuando se conozcan los datos del segundo trimestre podrá decirse si el fragor inicial se queda en proporciones razonables o, como teme el analista Peter Bell, de TeleGeography, la guerra de precios seguirá destruyendo las cuentas de resultados y el valor bursátil de una industria que hasta ahora vivía una situación confortable.