8/07/2015

Banco Sabadell, banco de pruebas

Según los datos disponibles, desde 2008 se han cerrado en España una cuarta parte de las oficinas bancarias y se han reducido en un tercio las plantillas. Ahora que se sabe qué bancos han sobrevivido a la crisis, y a qué precio, vuelve a sonar la música de las fusiones, aunque la letra dista mucho de ser compartida. ¿Cuál ha de ser la prioridad? Hay quien sostiene que para escapar a la estrechez de los márgenes, las entidades medianas tiene que salir fuera, una internacionalización que en este momento abordan el Sabadell en Reino Unido y el Popular en México. Si algo muestran las experiencias previas de Santander y BBVA es que la integración tecnológica no puede tomarse a la ligera.

Josep Oliu

Josep Oliu

La aventura del Banco Sabadell en Reino Unido es singular por muchas razones. El banco vallesano es ducho en comprar bancos españoles y fusionarlos sin merma de su identidad: en 2000 el asturiano Herrero, en 2004 el Atlántico, en 2006 el Urquijo, en 2010 el Guipuzcoano, en 2013 el Gallego (a través del cual absorbió la CAM). En estos años se ha asentado en Miami, donde ha procedido a fusionar dos bancos. Alcanzada esta dimensión, el quinto en el ranking de la banca española por activos puede presumir tanto de solvencia como de modernidad operativa.

Ahora mismo, el banco que preside Josep Oliu, tiene por delante la digestión de un banco británico del que acaba de apropiarse. El TSB es una marca segregada del Lloyds [que en los 90 se llamó Lloyds TSB], la séptima de Reino Unido por número de oficinas pero arrastra dos pecados originales, su escaso negocio entre las pymes y su indefinición tecnológica. Resolver ambos problemas será crucial.

Para quien no esté al corriente: como condición para recibir ayudas públicas de las que dependía su supervivencia, el Lloyds fue forzado a desprenderse de 631 oficinas para formar una filial a la que debía buscar comprador. En un movimiento táctico – antes se había hecho cargo de la rama española del Lloyds – el Sabadell logró quedarse con la criatura a cambio de 1.700 millones de libras, para lo que hubo de ampliar capital por valor de 1.600 millones de euros.

Tras la aprobación final de las autoridades británicas, TSB ha pasado a ser una filial del Sabadell. Representa sólo el 5% de la cobertura en oficinas del mercado británico, pero para el comprador significa que el 22% de sus activos estarán fuera de España (este ha sido un objetivo central de la operación tramada por Oliu) en lugar del 5% como anteriormente.

Naturalmente, el Sabadell aspira a integrar la operativa del TSB con su propia plataforma de TI, denominada Protos, a la que están asimiladas las demás entidades del grupo. No se trata en este caso de añadir otra pieza española al puzle, sino de algo con más dificultad: transformar una organización transfronteriza que opera en un mercado numeroso y muy competitivo. Por ahora, la estructura tecnológica de TSB seguirá alojada en la plataforma del Lloyds, y por mantener esa situación el Sabadell pagará 100 millones de libras anuales al vendedor, pero si – como ha prometido – quiere migrarla cuanto antes a Protos, el Lloyds le subvencionará los costes con una aportación de 450 millones de libras.

En rueda de prensa en Londres junto al CEO del TSB, Paul Pester, Oliu afirmaba en abril que el plan de absorción contempla una reducción de costes tecnológicos estimada en 160 millones de libras. Este buen propósito ha sido puesto en duda la semana pasada por el Financial Times en un texto al que se le ve mucho el plumero. Según el diario salmón, tanto el regulador británico como varios expertos han advertido que los antecedentes de reconversión tecnológica en la banca de su país no permiten ser optimistas al respecto. Es curioso que esto les lleve a ver la paja en el ojo ajeno, cuando tienen una viga en el propio: una entidad del volumen del Royal Banl of Scotland (RBS) ha sido sancionada tras sufrir problemas de integridad en su sistema informático.

El artículo señala que la incompatibilidad de tecnologías ha sido el problema que llevó al Banco Santander – que ya había resuelto la absorción de Abbey Bank – a abandonar la compra de Williams & Glyn, pequeña entidad escindida, precisamente, del RBS. El Santander pretendía forzar la rápida integración en su plataforma Parthenon, hasta descubrir que los costes serían demasiado altos.

Viene al caso un estudio publicado el año pasado por iniciativa de IBM, Attitudes to core banking transformation in Europe, en el que dos tercios de los CIO bancarios consultados afirmaban que mantener los sistemas bancarios absorbe una proporción inusualmente alta de los presupuestos de TI. ¿Por qué? Porque, según su autorizada experiencia, los bancos no están suficientemente preparados para la era digital, y sus sistemas son anteriores a la extensión de Internet, por lo que se han adaptado mediante parches de middleware, sin tocar en lo esencial su núcleo. La conclusión de IBM era que esta situación abre oportunidades de negocio a la industria TI.

En su artículo, el Financial Times aporta opiniones contrapuestas, norma de estilo. Cita a un analista de Morgan Stanley para quien el Sabadell tendrá que implementar la nueva plataforma de TI «desde cero» para adaptarla al estado actual de la regulación; poco habría de aprovechable en la estructura heredada, lo que – en su opinión – excederá el monto que recibirá del Lloyds con ese fin. Otro experto, identificado como portavoz de la consultora Fiserv, afirma: «si yo estuviera en los zapatos del Sabadell, me cercioraría de evitar la fragilidad que caracteriza los obsoletos sistemas informáticos de la banca británica». Durante años – puntualiza – los bancos españoles han invertido mucho para estar al día tecnológicamente, y «como regla general, diría que van muy por delante de los nuestros»

Es legítimo sospechar que bajo las advertencias y juicios de valor subyace el interés de influir sobre las decisiones que tendrá que tomar la nueva filial del Sabadell y que van a implicar contratos. Una suspicacia, que desliza anónimamente el diario londinense, apunta al supuesto riesgo de que las transacciones de los clientes británicos fueran procesadas en España. En este plan: «si mi cuenta va a estar conectada a un sistema español, ¿qué garantías tendré en caso de un incidente informático? se pregunta un analista sin identificar.

Jaime Guardiola, consejero delegado del Banco Sabadell, se ha anticipado al afirmar categóricamente que la entidad ha hecho sus cálculos y todos sus movimientos de conversión de la tecnología del TSB van a hacerse conforme a las normas regulatorias. Al respecto, la PRA (Prudential Regulation Authority) ha prescrito que el banco comprador asigne un tramo de capital a cubrir los riesgos de falencia operativa de su sistema, lo que entre otras cosas significa que, una vez hechos satisfactoriamente los deberes – en principio antes de 2017 – el Sabadell podría contabilizar una ganancia de capital que incrementará el valor de su adquisición.


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