El año fiscal 2012 de Apple ha entrado en su cuarto trimestre, y en los tres anteriores ha acumulado más ingresos y más beneficios que en todo el ejercicio 2011, pero una extraña melancolía se ha apoderado de inversores y analistas – sin olvidar a periodistas afines – al constatar que, por segunda vez en nueve años, los resultados del tercer trimestre se han quedado cortos para lo que ellos (no Apple) vaticinaban. La recesión en Europa, ciertos problemas en el mercado chino y, sobre todo, la espera del iPhone 5, son factores que cualquiera puede entender, pero más ha pesado esta admisión del director financiero, Peter Oppenheimer: los próximos meses no serán mejores que los recientes.
Sobre el papel, las cifras admiten dos lecturas: 35.023 millones de dólares de ingresos (22,5% más que hace un año, aunque 10,6% menos que el trimestre anterior), 8.824 millones de beneficio neto (+20,7% interanual, pero 24% menos secuencialmente). Todo puede explicarse por varios factores, de los que vale la pena detenerse en uno, la situación económica en Europa. Tras alcanzar su momento culminante (32% del total de los ingresos) en el primer trimestre de 2010 [ver gráfico], el porcentaje de la región ha bajado hasta el 23% entre abril y junio de este año. En palabras de Tim Cook, “las ventas [en los mercados europeos] han sido esencialmente planas, ligeramente positivas, y esto ha perturbado nuestros resultados globales”.
Específicamente, Cook dijo a los analistas que Francia, Grecia e Italia han tenido “un comportamiento pobre” [ni una palabra sobre España] y que Alemania sólo ha tenido un crecimiento débil; como excepción, citó a Reino Unido, que ha registrado un “sólido” crecimiento del 13%. Los ingresos totales en Europa han sido un 16% superiores a los del mismo período de 2011, pero un 6% inferiores a los del trimestre precedente. Esto significa que, aunque es todavía la segunda región para Apple (por los pelos, a punto de ser superada por Asia-Pacífico) su contribución desciende.
Al margen de la presentación de resultados, otras fuentes apuntan que una de las causas del descenso es que los smartphones Android – especialmente los de Samsung – han ganado mucho terreno al iPhone en todos los mercados europeos.
Con lo que la explicación de los resultados pasa a otro plano. En su tercer trimestre fiscal, Apple vendió 26 millones de unidades del iPhone, muchos menos que los 35 millones vendidos entre enero y marzo. Trasladadas a valor, estas cifras representan 12 puntos de diferencia, de ahí la importancia que Oppenheimer atribuye a la “pausa” provocada por las expectativas en la salida del iPhone 5.
Los blogueros, y tras ellos los usuarios, pueden tener las expectativas que quieran, pero hay otros factores que influyen sobre la decisión de poner un modelo a la venta: capacidad de producción, suministro de componentes, releases del sistema operativo, contratos con operadores, inventario en las tiendas de Apple… y con estos factores hay que conjugar los rumores que, en su estado actual, pronostican la salida del iPhone 5 a mediados de setiembre, lo que implicaría que las ventas se dispararían a lo largo de los dos primeros trimestres del año fiscal 2013.
Entretanto, seguro que sintiéndolo mucho, Oppenheimer ha dicho que en el trimestre que ya ha empezado, los ingresos de Apple se estiman en 34.000 millones de dólares, en la práctica sin crecimiento sobre el cerrado a finales de junio. Suponiendo que así fuera, el ejercicio 2012 se cerraría con unos 154.000 millones de ingresos, que sería un 50% más que el año anterior. ¿Alguien puede creer seriamente que la acción de Apple merece bajar un 5% sólo porque las expectativas estaban fuera de foco?