Ha estallado una guerra por el control de los centros de datos de las empresas. Bueno, guerra puede ser una voz demasiado fuerte, pero no hay duda de que se ha puesto en marcha una acumulación de fuerzas cuyo objetivo final es apoderarse de tan precioso botín. Tres compañías de enjundia – Cisco, EMC, VMware – que individualmente son líderes en sus campos respectivos, se han unido en una coalición capaz de competir en paridad con IBM y HP, cuyo gigantismo no necesita demostración. El primer movimiento visible se produjo en marzo de este año, cuando Cisco anunció su plataforma de servidores UCS (Unified Computing System). Es el antecedente ineludible para analizar la noticia.
Para dar un salto de esa magnitud, Cisco necesitaba rodearse de aliados con los que llevaba algún tiempo trabajando en el proyecto que acaba de salir a la luz. La alianza (o coalición, como se prefiera) desplegará una oferta conjunta de productos denominada Vblock, en la que se combinan los servidores de Cisco, los sistemas de almacenamiento de EMC y las técnicas de virtualización de VMware. Se da la circunstancia de que el trío es, en realidad, una pareja, ya que EMC controla el 82% de VMware (en la que Cisco tiene una participación marginal). En este sentido, VMware actúa como el pegamento que une las piezas del acuerdo. Se ha hablado tantas veces de una eventual fusión entre Cisco y EMC, que hoy resulta claro para todos que sería descabellada, al menos por ahora.
Es notorio que los gastos e inversiones en centros de datos están adormecidos por la crisis (no sólo por ella, pero esta es otra historia), y no es menos cierto que se aguarda un cambio de ciclo en algún momento del 2010. Los sistemas de información de las empresas piden a gritos una transformación, sometidos como están a las exigencias simultáneas de dar nuevas respuestas con eficiencia y costes más bajos. En esta perspectiva, cada proveedor toma posiciones.
La cuantía del mercado ´direccionable´ es materia opinable, pero se da generalmente por buena una estimación de 85.000 millones de dólares (56.000 millones de euros al cambio actual) hacia el 2015. El trío se ha fijado como meta la conquista de un 20% de ese mercado, y su argumento se enuncia así: el gasto informático es poco flexible, puesto que un 70% se destina a mantener vivas las infraestructuras existentes y sólo un 30% a su modernización y/o renovación. Con esta premisa, es posible liberar recursos y ahorrar costes (hasta un 40%, dicen), un mensaje que está dirigido a los directores financieros y sólo secundariamente a los agobiados directores de sistemas.
La opción que se propone con Vblock es la configuración de redes privadas, una idea comodín que describe la prestación de servicios en los que se sustituyen los sistemas de información convencionales – parcial o totalmente – por servidores remotos atendidos por un proveedor externo. Según la mayoría de los analistas, goza de más aceptación la hipótesis de las redes privadas – en las que el prestatario opera intramuros – que la de redes públicas, reservadas para aplicaciones menos críticas.
Sobre este telón de fondo, el mercado de los centros de datos va adquiriendo nuevos matices. La desaceleración de la demanda obliga a cada fabricante a moverse hacia terrenos contiguos, ocupados por sus competidores, y por ahí brota la confrontación inexorable. Sólo 24 horas después de ser presentado el tripartito, HP sintió la necesidad de proclamar precipitadamente su oferta de Converged Infrastructure. Pero antes, en abril y como respuesta a la entrada de Cisco en los servidores, IBM se alió con Juniper [www.norbertogallego.com/?p=487] mientras HP daba los pasos que conducirían a la posterior compra de 3Com [actualidad65]. En la misma línea, Dell se ha asegurado la colaboración de Brocade.
La sigla VCE (compuesta por las iniciales de sus miembros) arranca moviendo una pieza de valor: la plataforma Vblock se venderá a través de compañías de servicios e integradores a los que dará soporte técnico. Una primera ola de acuerdos incluye a Accenture, CapGemini y CSC, así como las empresas indias TCS y Wipro. Es un planteamiento interesante, porque también a estas empresas les resulta incómodo el avance de IBM y HP en los servicios. Además, para probar su lealtad al modelo de partnership, han decidido no crear una fuerza de ventas común, sino que atenderán las necesidades de esos partners a través de una estructura de desarrollo común no competitiva.
El acuerdo ha sido anunciado a escala global por los presidentes de las tres compañías: John Chambers (Cisco), Joe Tucci (EMC) y Paul Maritz (VMware). Días después, en España, la presentación ha corrido a cargo de los responsables ejecutivos de cada una: José Manuel Petisco, José Luis Solla y Alfonso Ramírez, respectivamente. Es inocultable que el liderazgo lo asume Cisco, una cuestión de proporciones, pero toca al socio menor, VMware, desempeñar un papel crucial. Inicialmente, la oferta VMblock tendrá capacidades de entre 300 y 6.000 máquinas virtuales, si bien no se excluye que aparezcan configuraciones menores.
Un interrogante es el futuro de las relaciones que cada uno de los tres miembros mantiene con otras empresas, a las que ahora se van a enfrentar. A priori, la heterogeneidad de los centros de datos jugaría a su favor, porque los clientes suelen preferir el trato con un interlocutor único a la vez que recelan de una excesiva dependencia. Cisco y EMC parecen haber aceptado que perderán una parte de los negocios que hacen con IBM y HP, pero la compensarán ganando otros. Menos problemático se presenta el panorama para VMware, que no tiene más rivales en el horizonte que Microsoft y la pequeña Citrix. Si esto no es la guerra, al menos puede decirse que la competición no será pacífica.