“Los próximos meses serán difíciles, y no podemos estar seguros de cuándo saldremos del bosque”. Con esta sinceridad se pronunció Chris Liddell, director financiero de Microsoft, en la conference call de presentación de resultados de Microsoft, del peor ejercicio en la historia de la compañía. Al 30 de junio, cierre del año fiscal 2009, sus ingresos sumaron 58.437 millones de dólares, un 3,3% menos que el 2008, y los beneficios se quedaron en 14.569 millones, una bajada del 17,6%. Esta cadencia negativa, acentuada en el último trimestre. no se puede explicar por una causa única, pero el análisis más elemental apunta a la floja demanda de Windows como principal factor.
Por una vez, la fuerza de Microsoft se ha trasmutado en debilidad: sus clientes más fieles y rentables, las empresas, han recortado su gasto informático, y no parece que un cambio de actitud esté a punto de producirse. Asimismo, la secuencia de lanzamiento de sus productos más conspicuos ha pillado a Microsoft con el paso cambiado, a medio camino entre la frustración de Vista y la esperanza en Windows 7. Por consiguiente, la caída de ingresos de la división correspondiente ha sido del 29% en el cuarto trimestre y del 19,3% en el ejercicio. En parte, ha sido compensada por el buen tono de la división Server and Tools, aunque en este caso se subraya que ha tenido que soportar un aumento de los costes de I+D.
El tercero en importancia de los negocios de Microsoft, Entertainment and Devices, cuyo producto estrella es la Xbox360, se ha comportado mejor que lo esperado, bajando sólo el 1,6%, y esto por culpa de una bajada de precios debida a la competición con Sony. Al cierre del ejercicio, se habían vendido 11,2 millones de consolas, comparadas con los 8,7 millones de unidades del año anterior. Un elemento problemático ha sido la división Online Services, esencialmente por el descenso de los ingresos publicitarios y el incremento en los costes de adquisición de tráfico y de desarrollo de un nuevo buscador. Se puede conjeturar que el lanzamiento de Bing, así como el acuerdo alcanzado con Yahoo! ayudarán a corregir la situación, por lo menos en el primero de los factores. Por último, la relevante división Business ha cerrado el año con crecimiento casi plano, porque el repliegue de los consumidores no ha sido del todo compensado por las compras de las empresas.
Un aspecto menos evidente es el impacto que sobre los resultados ejerce la práctica contable de diferir ingresos por licencias de Office y Windows. Las de Vista, por ejemplo, se han visto afectadas por los contratos de largo alcance con las empresas, y por la razonable decisión de admitir que los fabricantes de PC instalen sin coste actualizaciones a Windows 7. Según o Liddell, esta circunstancia se revertirá en el segundo trimestre (septiembre-diciembre) momento en el que empezará a notarse su efecto positivo.
De cara al nuevo ejercicio 2010, el informe muestra una notable prudencia: “los factores macroeconómicos tienen una fuerte correlación con la demanda de nuestros productos […]. Veremos si se materializa el potencial de mejoría, pero no estamos en condiciones de predecir el ritmo real”.
Con estos elementos, las cuentas de Microsoft han enfriado los ánimos de Wall Street, que en días anteriores se habían animado con las buenas nuevas de Apple, IBM e Intel. La reacción en caliente ha traído un descenso en la cotización; de todos modos, el precio es un 60% superior al mínimo que la acción tocó en abril de este año.
“Los próximos meses serán difíciles, y no podemos estar seguros de cuándo saldremos del bosque”. Con esta sinceridad se pronunció Chris Liddell, director financiero de Microsoft, en la conference call de presentación de resultados de Microsoft, del peor ejercicio en la historia de la compañía. Al 30 de junio, cierre del año fiscal 2009, sus ingresos sumaron 58.437 millones de dólares, un 3,3% menos que el 2008, y los beneficios se quedaron en 14.569 millones, una bajada del 17,6%. Esta cadencia negativa, acentuada en el último trimestre. no se puede explicar por una causa única, pero el análisis más elemental apunta a la floja demanda de Windows como principal factor.
Por una vez, la fuerza de Microsoft se ha trasmutado en debilidad: sus clientes más fieles y rentables, las empresas, han recortado su gasto informático, y no parece que un cambio de actitud esté a punto de producirse. Asimismo, la secuencia de lanzamiento de sus productos más conspicuos ha pillado a Microsoft con el paso cambiado, a medio camino entre la frustración de Vista y la esperanza en Windows 7. Por consiguiente, la caída de ingresos de la división correspondiente ha sido del 29% en el cuarto trimestre y del 19,3% en el ejercicio. En parte, ha sido compensada por el buen tono de la división Server and Tools, aunque en este caso se subraya que ha tenido que soportar un aumento de los costes de I+D.
El tercero en importancia de los negocios de Microsoft, Entertainment and Devices, cuyo producto estrella es la Xbox360, se ha comportado mejor que lo esperado, bajando sólo el 1,6%, y esto por culpa de una bajada de precios debida a la competición con Sony. Al cierre del ejercicio, se habían vendido 11,2 millones de consolas, comparadas con los 8,7 millones de unidades del año anterior. Un elemento problemático ha sido la división Online Services, esencialmente por el descenso de los ingresos publicitarios y el incremento en los costes de adquisición de tráfico y de desarrollo de un nuevo buscador. Se puede conjeturar que el lanzamiento de Bing, así como el acuerdo alcanzado con Yahoo! ayudarán a corregir la situación, por lo menos en el primero de los factores. Por último, la relevante división Business ha cerrado el año con crecimiento casi plano, porque el repliegue de los consumidores no ha sido del todo compensado por las compras de las empresas.
Un aspecto menos evidente es el impacto que sobre los resultados ejerce la práctica contable de diferir ingresos por licencias de Office y Windows. Las de Vista, por ejemplo, se han visto afectadas por los contratos de largo alcance con las empresas, y por la razonable decisión de admitir que los fabricantes de PC instalen sin coste actualizaciones a Windows 7. Según o Liddell, esta circunstancia se revertirá en el segundo trimestre (septiembre-diciembre) momento en el que empezará a notarse su efecto positivo.
De cara al nuevo ejercicio 2010, el informe [//investor.shareholder.com/msft/EdgarDetail.asp?CIK=789019&FID=1193125-09-158735&SID=09-00] muestra una notable prudencia: “los factores macroeconómicos tienen una fuerte correlación con la demanda de nuestros productos […]. Veremos si se materializa el potencial de mejoría, pero no estamos en condiciones de predecir el ritmo real”.
Con estos elementos, las cuentas de Microsoft han enfriado los ánimos de Wall Street, que en días anteriores se habían animado con las buenas nuevas de Apple, IBM e Intel. La reacción en caliente ha traído un descenso en la cotización; de todos modos, el precio es un 60% superior al mínimo que la acción tocó en abril de este año.