Hay dos modos de interpretar los resultados trimestrales de RIM, fabricante de BlackBerry. Uno consiste en ceñirse a los datos: los beneficios (769 millones de dólares), han sido mejores que el llamado consenso (sic) de Wall Street, no así los ingresos (4.240 millones de dólares), levemente inferiores a lo esperado. En unidades, las ventas han subido un 43%, con la adición neta de 4,9 millones de suscriptores al servicio. Otra manera es el juicio de los analistas, que parecen no tener ojos sino para una obsesión: iPhone contra Android, dejando a los demás fuera de cuadro. En este contexto, la acción de RIM caía el viernes a su nivel más bajo en los últimos doce meses.
Es verdad que, simultáneamente, Apple y Google también descendían en bolsa, aunque menos que RIM. ¿Se trata de una perturbación ambiental creada por los analistas, que han cogido el gusto de pasear sus opiniones por Internet en lugar de reservarlas a sus clientes de pago? El record de ventas de BlackBerry en el trimestre no ha sido suficiente para disipar la idea de que pierde competitividad en el agitado mercado de los smartphones. Su cuota en Estados Unidos, que era del 54% hace un año, ha caído al 38%, mientras la de Apple subía del 18% al 23%, por lo que no puede decirse que el iPhone sea el único factor. El último informe de IDC revela que a) BlackBerry sigue siendo el número dos de los smartphones, y b) ocupa el cuarto puesto en el mercado global de móviles, pese a que sólo compite en una categoría, bien que la más dinámica.
Estas cifras no desmienten el hecho de que BlackBerry vive bajo la presión de sus competidores. Su modelo Storm, único intento de emular las prestaciones táctiles del iPhone, nunca llegó a impresionar. Desde luego, sus dispositivos son fiables y seguros, pero tienen poco o nada de cool. En subsanar este problema anda ahora ocupada la compañía canadiense. Para los primeros días del otoño – coincidiendo, es pura casualidad, con la sazón de las moras – se aguarda un nuevo smartphone, el 9800 o menos prosaicamente Torch.
Será, según dicen, un dispositivo táctil pero tendrá un teclado qwerty deslizante, como se espera de una marca cuya razón de ser es el mail móvil. Ha sido oficiosamente confirmado, pero circula por Internet una supuesta hoja de ruta con otros modelos antes de finales de año: una variante del Curve, un nuevo Bold para los mercados emergentes y, algo más tarde, otro que llaman Dakota. Todos dentro de un rango de precios asequible, no más de 300 dólares en ningún caso.
He aquí una pista a seguir. Entre las cifras comunicadas el jueves, hay una a la que los analistas no han prestado la debida atención: el precio medio de las ventas de BlackBerry ha bajado en tres meses de 311 a 299 dólares, y esto es importante para una empresa cuyos ingresos dependen cada vez más de la venta de hardware y menos del servicio que presta. Puede que estemos ante un punto de inflexión; en el pasado, BlackBerry ha sido sinónimo de gama alta, pero desde hace tiempo trata de moverse hacia los consumidores, y la prueba de ellos es que la mayoría de su base instalada no está conectada a un servidor de empresa.
El mercado de los smartphones vive un profundo cambio. Apple ha lanzado su iPhone 4 y Google el Android 2.2 ; Microsoft, lejos de rendirse, prepara la salida de Windows Phone 7, mientras Nokia está en plena transición. Para BlackBerry sería suicida tratar de vivir de las rentas del pasado. Jim Balsillie, su copresidente, promete “un salto cuántico” que, aun rebajando lo presuntuoso de la frase, merece un respeto: coincidiendo con el Torch, se anunciará un nuevo sistema operativo, la versión 6.0, que tendrá como características centrales un navegador renovado para soportar una interfaz táctil, y el acceso mucho más fácil a las aplicaciones de la tienda AppWorld. Por otra parte, mejorará – buena falta le hace – sus funciones multimedia. Y no significa alejarse de las raíces: BlackBerry es el smartphone favorito en las empresas, lo que le permite mantener una cuota superior a las de competidores más glamorosos, pero no podrá vivir eternamente de la ventaja adquirida.