Si se atiende sólo a la repercusión mediática, el caso se habría destapado en febrero, cuando Apple denunció ante un tribunal a la taiwanesa HTC, acusándola de infringir 20 patentes, casi todas relacionadas con el interfaz táctil del iPhone. En una visión simple, se trataría de una maniobra para meter miedo en el cuerpo a los competidores, bajo la cual subyace un ataque indirecto a Google, verdadero sujeto de la demanda. HTC, que ha participado desde el inicio en la gestación de Android, sería sólo una víctima propiciatoria, la más vulnerable que Apple podía encontrar. En realidad, el litigio tiene más profundidad y más recorrido que esta sumaria interpretación.
La demandada se tomó tiempo para responder: acumuló documentación sobre su propia cartera de patentes, y el 12 de mayo contraatacó. Según su alegato, el infractor sería Apple. El contencioso tiene por delante un estéril camino judicial, con la expectativa de que en algún momento las partes lleguen a un acuerdo privado tras gastar millones de dólares en peritos y abogados.
Paralelamente, las dos compañías se han denunciado mutuamente ante la International Trade Commission (ITC), una agencia federal cuya misión original fue proteger a la industria estadounidense contra las tácticas comerciales de sus competidores foráneos, y con autoridad para bloquear la importación de mercancías en las que se hayan violado patentes protegidas por la ley del país. Tiene guasa que ese instrumento se aplique a dos empresas que no tienen siquiera una línea de producción (ni de embalaje) en territorio de Estados Unidos.
¿Estamos ante una guerra legal que gira en torno a los smartphones. Pues sí…y no. Ha habido y hay confrontaciones similares en otros sectores con menos repercusión, y no sería sino un nuevo episodio de la difusa y confusa batalla sobre la patentabilidad del software: hoy por hoy, lo más importante de un smartphone es el software, con el hardware subordinado a su servicio.
En esto andaba el asunto cuando ha entrado en escena Elan Microelectronics, una pequeña empresa de Taiwan – sin relación aparente con HTC, pero nunca se sabe – para denunciar que Apple ha violado algunas patentes que tiene registradas desde que llegó a un acuerdo con Logitech. El lío crece. Y ha aparecido una segunda derivada cuando HTC decidió firmar un acuerdo para proteger su derecho a usar tecnologías que pudieran ser propiedad de Microsoft. Por cierto: ¿por qué Apple no se mete con Windows Mobile? Porque Microsoft y Apple tienen desde hace años un acuerdo genérico de licencias cruzadas, que sería la solución idónea… cuando se quiere.
Es interesante observar el manejo del tiempo por parte de Apple: no es lo mismo reclamar royalties a una empresa que ya ha puesto una tecnología en el mercado que a otra que la tiene en desarrollo: el daño potencial es mayor, dice el abogado especializado Javier Ribas, socio del bufete Landwell/PricewaterhouseCoopers. Enumera las posibles finalidades de una demanda instrumental en materia de patentes:
1) Forzar un acuerdo, el desenlace más habitual y casi universal.
2) Frenar la expansión de un competidor en un área del mercado (por ejemplo, los móviles).
3) Generar un cierto impacto en las decisiones de compra de los consumidores.
4) Neutralizar el éxito en los medios de un producto competidor.
5) Reforzar la campaña de lanzamiento de un producto propio.
6) Asegurarse el liderazgo en el mercado.
Los seis puntos citados por Ribas están presentes en este episodio del conflicto Apple vs. HTC/Android, si bien el primero parece estar fuera de las intenciones de Apple, al menos en esta fase de máxima autocomplacencia. “Conseguir el registro de una patente es más fácil que defenderla en juicio – añade – y de hecho hay muchísimas patentes que no constituyen auténticas novedades, porque en Estados Unidos el análisis previo al registro es muy permisivo”. Sobre las diferencias entre los sistemas norteamericano y europeo, queda para una próxima oportunidad publicar en este blog la conversación con Ribas.
Entretanto, varios antecedentes emparentados iluminan esta confrontación en cadena:
*Kodak vs. RIM / Kodak vs Apple: a mediados de enero, la marca amarilla presentó en Nueva York dos demandas separadas, en las que alega que tanto el Blackberry como el iPhone infringen una patente suya sobre previsualización de imágenes. El reclamo no es diferente de otro anterior contra Samsung, que ambas compañías cerraron mediante un acuerdo de intercambio de licencias y el pago por el fabricante coreano de una compensación económica.
*Motorola vs. RIM: es un caso más difuso, porque la demandante se refiere a “ciertas tecnologías en fase temprana de aplicación”, como el acceso WiFi y la gestión del consumo de batería, además del interfaz de aplicaciones. Como la anterior, esta demanda ha sido presentada simultáneamente ante la ITC, que se ha dado de plazo hasta junio de 2011 para analizarlas.
*Nokia vs. Apple / Apple vs. Nokia: empezó la compañía finlandesa, en octubre, Apple contraatacó a mediados de diciembre con las mismas armas. Según Nokia, “prácticamente todos” los productos de Apple violan siete de sus patentes; según Apple, es su adversario quien infringe 13 de las suyas. El tribunal de Delaware que entiende de la fase judicial, ha acordado suspender el tratamiento del caso hasta que se pronuncie la ITC, el año próximo. Aunque Nokia ha dado otro giro al presentar otra denuncia formalmente diferente en Wisconsin.
También los casos gemelos Apple vs HTC / HTC vs. Apple están congelados, en espera del dictamen de la ITC, en la agenda para octubre de 2011. Un plazo más que suficiente para que se vaya cumpliendo la lista de Ribas. E incluso para la hipótesis de que las demandas pierdan sentido porque los smartphones incriminados habrán sido sustituidos por otros.