18/07/2009

El gran salto adelante de Huawei

La empresa china Huawei nunca ha escondido una ambición manifiesta. Con sorprendente celeridad, ha llegado a colocarse en la tercera posición del ranking de fabricantes de equipos de telecomunicaciones. Hace un año, era el cuarto, con el 8%, pero en cuestión de meses casi ha duplicado su cuota, hasta  el 15%. Suficiente para desplazar  a Alcatel-Lucent, que ha caído del 16 al 14%. El líder, Ericsson, lleva mucha ventaja, con su 32% el mercado mundial; en cambio, es alcanzable el número dos, Nokia Siemens Networks (NSN), que tras perder tres puntos porcentuales se ha quedado en el 21%. En 2008, Huawei facturó 18.300 millones de dólares y se estima que este año subirá a 24.000 millones.
El director de marketing de Huawei, Xu Wenwei, ha declarado al Financial Times que la cartera de pedidos de 2009 asciende a  30.000 millones de dólares, en contraste con el “pesimismo relativo” que exhiben sus competidores. Por esto, la estadística de la consultora Dell´Oro resulta sugerente, pero no lo dice todo. La clave está en el ritmo de crecimiento de cada competidor. Los tres grandes fabricantes occidentales han publicado previsiones según las cuales la demanda caerá este año entre un 8% y un 12%. Mientras esto se dice y se publica, Huawei se adjudica más contratos que nadie, gracias a tres atributos: economía de escala, aparente invulnerabilidad financiera y avances en la cuarta generación de telefonía móvil.
Su  cuarto atributo – algunos opinarán que es el primero – resulta ser la nacionalidad. El mercado chino sigue creciendo, en parte gracias a los contratos para desarrollar la telefonía móvil 3G: el gigante asiático será el mayor inversor en los próximos años y hay un pastel de 60.000 millones de dólares que los tres operadores repartirán equitativamente entre varios fabricantes, aunque sólo sea por dar una imagen de apertura. Pero esta equidad aparente no excluye la existencia de la preferencia nacional, claro. China Unicom – segundo operador del país – ha adjudicado este año 5.000 millones en infraestructura, y la  mejor parte se la ha quedado Huawei.
Que no se malinterprete la frase anterior: la mayor parte de las ventas de Huawei se hacen en Europa, donde su lista de clientes incluye nombres como Telefónica, Vodafone, TeliaSonera, Telecom Italia y Deutsche Telekom. También ha ganado contratos en América Latina – en parte con Telefónica – y ahora empieza a asomar la nariz en Estados Unidos, donde tiene que desafiar arraigadas suspicacias políticas. Pero su voluntad es inquebrantable, y sigue contratando plantilla en ese país.
En el sector, los competidores son pocos y empujan los precios a la baja, lo que agrava la erosión de márgenes. Una de las ventajas de Huawei  es que no tiene necesidad de defender un legado de tecnologías del pasado. Como si quisiera dar ejemplo de ello, la compañía ha divulgado su primer puesto en la lista del organismo europeo de estandarización ETSI, que ha reconocido a Huawei 147 patentes relacionadas con LTE, rompiendo así con la hegemonía de Ericsson en la generación anterior de telefonía móvil.
Pero también hay algún punto problemáticos. Hasta ahora, Huawei no ha conseguido apuntarse contratos con operadores estadounidenses, que también preparan la  modernización de sus redes celulares. AT&T escogió en mayo una terna (Ericsson, Alcatel-Lucent y Huawei) de la que saldrán dos contratistas para sus ensayos iniciales con la tecnología LTE; dando por descontado que Ericsson será uno de ellos,  no hay que descartar que el competidor chino se lleve la otra mitad del premio gordo.
Otra mancha que oscurece la perspectiva internacional de Huawei es el mercado indio, segundo del mundo en inversiones en la extensión de su telefonía. La compañía china ha sido excluida de un concurso para instalar infraestructura en la zona fronteriza con Pakistán, y es inmediato sospechar que ha sido por presiones de los servicios de inteligencia indios.

La empresa china Huawei nunca ha escondido una ambición manifiesta. Con sorprendente celeridad, ha llegado a colocarse en la tercera posición del ranking de fabricantes de equipos de telecomunicaciones. Hace un año, era el cuarto, con el 8%, pero en cuestión de meses casi ha duplicado su cuota, hasta  el 15%. Suficiente para desplazar  a Alcatel-Lucent, que ha caído del 16 al 14%. El líder, Ericsson, lleva mucha ventaja, con su 32% el mercado mundial; en cambio, es alcanzable el número dos, Nokia Siemens Networks (NSN), que tras perder tres puntos porcentuales se ha quedado en el 21%. En 2008, Huawei facturó 18.300 millones de dólares y se estima que este año subirá a 24.000 millones.

Sede de Huawei en Shenzen

El director de marketing de Huawei, Xu Wenwei, ha declarado al Financial Times que la cartera de pedidos de 2009 asciende a  30.000 millones de dólares, en contraste con el “pesimismo relativo” que exhiben sus competidores. Por esto, la estadística de la consultora Dell´Oro resulta sugerente, pero no lo dice todo. La clave está en el ritmo de crecimiento de cada competidor. Los tres grandes fabricantes occidentales han publicado previsiones según las cuales la demanda caerá este año entre un 8% y un 12%. Mientras esto se dice y se publica, Huawei se adjudica más contratos que nadie, gracias a tres atributos: economía de escala, aparente invulnerabilidad financiera y avances en la cuarta generación de telefonía móvil.

Su  cuarto atributo – algunos opinarán que es el primero – resulta ser la nacionalidad. El mercado chino sigue creciendo, en parte gracias a los contratos para desarrollar la telefonía móvil 3G: el gigante asiático será el mayor inversor en los próximos años y hay un pastel de 60.000 millones de dólares que los tres operadores repartirán equitativamente entre varios fabricantes, aunque sólo sea por dar una imagen de apertura. Pero esta equidad aparente no excluye la existencia de la preferencia nacional, claro. China Unicom – segundo operador del país – ha adjudicado este año 5.000 millones en infraestructura, y la  mejor parte se la ha quedado Huawei.

Que no se malinterprete la frase anterior: la mayor parte de las ventas de Huawei se hacen en Europa, donde su lista de clientes incluye nombres como Telefónica, Vodafone, TeliaSonera, Telecom Italia y Deutsche Telekom. También ha ganado contratos en América Latina – en parte con Telefónica – y ahora empieza a asomar la nariz en Estados Unidos, donde tiene que desafiar arraigadas suspicacias políticas. Pero su voluntad es inquebrantable, y sigue contratando plantilla en ese país.

En el sector, los competidores son pocos y empujan los precios a la baja, lo que agrava la erosión de márgenes. Una de las ventajas de Huawei  es que no tiene necesidad de defender un legado de tecnologías del pasado. Como si quisiera dar ejemplo de ello, la compañía ha divulgado su primer puesto en la lista del organismo europeo de estandarización ETSI, que ha reconocido a Huawei 147 patentes relacionadas con LTE, rompiendo así con la hegemonía de Ericsson en la generación anterior de telefonía móvil.

Pero también hay algún punto problemáticos. Hasta ahora, Huawei no ha conseguido apuntarse contratos con operadores estadounidenses, que también preparan la  modernización de sus redes celulares. AT&T escogió en mayo una terna (Ericsson, Alcatel-Lucent y Huawei) de la que saldrán dos contratistas para sus ensayos iniciales con la tecnología LTE; dando por descontado que Ericsson será uno de ellos,  no hay que descartar que el competidor chino se lleve la otra mitad del premio gordo.

Otra mancha que oscurece la perspectiva internacional de Huawei es el mercado indio, segundo del mundo en inversiones en la extensión de su telefonía. La compañía china ha sido excluida de un concurso para instalar infraestructura en la zona fronteriza con Pakistán, y es inmediato sospechar que ha sido por presiones de los servicios de inteligencia indios.


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