Telefónica ha confirmado un rumor originado en Reino Unido: sus operadoras europeas, que giran bajo las marcas Movistar y O2, se han asegurado la distribución con carácter exclusivo del Palm Prè, un smartphone que aspira a ser la alternativa más radical al iPhone. Mientras otros fabricantes se han empeñado en la imitación, buscando encontrar el iPhone killer, Palm ha seguido imperturbable su camino. Casualidad o no, el anuncio ha coincidido con otra noticia, según la cual Apple no renovará el contrato con O2 (que fue el primero en Europa) para la distribución exclusiva en Reino Unido, al vencer el próximo octubre. En España, la exclusividad de Movistar se extiende “más allá del 2010”.
Vittorio Colao, consejero delegado de Vodafone, se precipitó tal vez al declarar su interés en hacerse cargo en su país de la distribución del iPhone, que ya tiene en otros mercados sin exclusividad. Porque lo más probable es que las filiales británicas de Orange y T-Mobile recibirán el mismo premio antes de finales de año. Para O2, el contrato con Apple ha sido un arma decisiva para llegar a encabezar el ranking de los operadores en Reino Unido, pero Apple ha sugerido que esta y otras exclusividades – su modo inicial de abordar un mercado que desconocía pero en el que aprendió rápido – han cumplido su papel y, cuando lleguen a su extinción, no serán renovados.
Se confiese o no, este es el trasfondo que explica por qué Telefónica y Palm han decidido hacer el anuncio con tantos meses de antelación: el Prè se venderá en Europa sólo a partir de octubre. Según se ha dicho, el grupo español derrotó en las negociaciones al francés Orange, que aspiraba a distribuirlo en todos los mercados donde opera, entre ellos España y Reino Unido.
El Prè pudo verse a puertas cerradas en febrero, durante el Mobile World Congress de Barcelona. Desde que salió a la venta en Estados Unidos, de la mano del operador Sprint, ha recibido comentarios unánimemente favorables, centrados en su interfaz y en un diseño peculiar. Uno de sus rasgos más elogiados es la dualidad de teclados, uno táctil y otro deslizante, que hacen la escritura más cómoda que en el teclado virtual del iPhone.
Pero su mayor originalidad consiste en el modo de carga del dispositivo: el Prè cuenta con un cargador por inducción magnética, llamado touchstone. En cuanto al software, es el primer smartphone cuyo sistema operativo ha sido diseñado pensando en la navegación por Internet, sin otras servidumbres. Tanto es así, que ha sido bautizado como Web OS. Pese a estos méritos, las condiciones del mercado no le son favorables. La empresa Palm tiene una rica historia, pero ha atravesado varios años de dificultades financieras, de las que a duras penas ha salido gracias al apoyo de un fondo de inversión que confía en el futuro del producto. Como rasgo curioso, ha de anotarse que el primer ejecutivo de Palm, Jon Rubinstein, es un antiguo directivo de Apple a quien se atribuye influencia decisiva en el diseño del iPhone. Una razón más que estimula la imagen de rivalidad.
Históricamente, todo parecía destinar a Palm a cumplir el papel que finalmente le ha birlado Apple. En los años 90, desarrolló el concepto de PDA con su modelo Pilot, al que con el tiempo agregó la función telefónica en el modelo Treo, pero no supo o no pudo tener los medios para batirse contra el iPhone, cuando este apareció en 2007. Así fue que Apple llegó a ocupar un espacio que hoy resulta harto difícil disputarle, en la integración entre la telefonía móvil y la web. No es sólo cuestión del número de usuarios, que también, sino de la atracción que la marca de la manzana ejerce sobre una legión de desarrolladores de software.
Este es el mayor escollo que ha de superar Palm: mientras la tienda del iPhone presume de haber cruzado la barrera de los mil millones de descargas con más de 50.000 aplicaciones hasta la fecha, el Prè arranca con inevitable modestia. No obstante, quienes han tenido ocasión de probarlo se declaran entusiasmados con la comparación: el Prè gana en simplicidad.