Sintomáticamente, Avatar ha sido la referencia inevitable y repetida de las noticias de los últimos días, que predican la llegada inminente de la televisión en tres dimensiones. Las primeras marcas de televisores han anticipado sus planes de marketing y presentado a minoristas y prensa sus modelos de la temporada 2010. La patronal española del sector, Asimelec, se apunta la primicia de una transmisión experimental en 3D con el soporte de Abertis Telecom y Eutelsat, en Sevilla. Está claro el compromiso de la industria, y que el siguiente reto será atraer a los consumidores para que desembolsen una prima por disfrutar de una tecnología en busca de contenidos.
En septiembre de 2009, durante la feria profesional IFA de Berlín y en enero de este año en el CES de Las Vegas , la industria mostró sus cartas; en los primeros días de marzo, Samsung, Sony y Panasonic han presentado sus novedades en un circuito que une Nueva York con Tokio, pasando por Munich, Viena y Barcelona. Para excitar la demanda, cuentan con un activo importante: si bien no ha ganado el Oscar, la película de James Cameron ha abierto los ojos de Hollywood, que ya prepara nuevas producciones en 3D. A diferencia de anteriores raptos de entusiasmo, ningún fabricante se quedará al margen esta vez: si la tecnología está madura, ¿por qué esperar a que también lo esté la demanda?
Tal como está el mercado de la electrónica de consumo, la aparición de la televisión en 3D cumple una función, o tres en una: apuntalar la reactivación de la demanda empezando por sus capas superiores, hacerse visible sin perturbar las ventas de otras categorías y elevar el margen de los fabricantes. Visto como indicador de conjunto, el precio medio de los televisores está cayendo de manera sistemática, por primera vez desde el advenimiento de la alta definición, consecuencia del endurecimiento de la competencia. Las ventas arrancarán despacio, pero conforta enterarse de que iSuppli ha estimado las ventas en 4,2 millones de unidades, para subir gradualmente a 78 millones en 2015, lo que implica una ratio anual compuesta del 80%. Según la misma consultora, se traducirá en ingresos de 7.400 millones de dólares en 2010, que pasarán a 64.000 millones dentro de cinco años. ¿Cómo permanecer indiferente a estas promesas?
No se trata sólo de televisores; un sistema 3D ha de llevar asociados periféricos y accesorios, el primero y más importante un reproductor doméstico; aquí puede estar un nuevo empujón al despegue de Blu-ray. No obstante, Paul Gray, de DisplaySearch, identifica un par de problemas objetivos: “[…] sólo hemos pasado la primera valla. Las especificaciones de Blu-ray 3D están escritas, ahora hay garantizar la interoperabilidad de todos los componentes del sistema. Los consumidores vacilarán si no se les ofrece algo [aparentemente tan sencillo] como unas gafas que funcionen con distintas marcas de televisores; los minoristas coinciden, porque los accesorios forman parte de la rentabilidad que esperan”. Por estos motivos, concluye Gray, “la fase que viene tendrá menos glamour, pero será vital para la industria”.
Las gafas no son un problema menor: se venderán por separado – entre 100 y 150 euros – y representan un mercado per se, pero no dejan de ser un incordio. Porque ver la tele en 3D estará reservado a ocasiones especiales: ciertas películas y, sobre todo, acontecimientos deportivos. Si uno lo piensa mejor, pasar horas frente a un televisor con las gafas puestas no parece una proposición atractiva. Pero también en esta materia se avanza: los laboratorios de Samsung investigan la tecnología autoestereoscópica, que mediante la incorporación de una lentícula a la pantalla produciría un efecto 3D sin necesidad de gafas, dependiendo del ángulo de visión. Pero esto no se hará realidad antes de cuatro o cinco años, y el invento sólo se justificará si antes se ha conformado una base instalada.
De más está decir que una televisión en 3D sin contenidos, carece de sentido, y puesto que no hay contenido sin dueño, cada fabricante trata de arrimarse a los socios potenciales: se necesitan películas, series de TV, quizás canales específicos, videojuegos, todo esto para que la 3D conquiste un público. Samsung, por volver al mismo ejemplo, ha llegado a un acuerdo con Dreamworks, y esto implica que sus televisores tendrán preferencia para difundir las animaciones de Shrek y compañía; también espera anunciar acuerdos con servicios de vídeo online, tanto en Estados Unidos como en Europa. Panasonic se ha aliado con el canal estadounidense DirectTV, que planea un canal 3D. Sony, rezagada sólo en apariencia, lleva tres bazas: el contrato con la FIFA para difundir en 3D la Copa del Mundo de Fútbol, las producciones de Sony Pictures y, cuanto antes, videojuegos en 3D para la Play Station 3, cuyos usuarios dispondrán de un firmware de adaptación. Disney va por libre, y a través de su filial ESPN, lanzará un canal deportivo en 3D, para transmitir 85 eventos este año, el primero de los cuales será el partido inaugural de la Copa del Mundo, el 11 de junio: Sudáfrica frente a México.
La industria se mueve
Panasonic, que el año pasado fue la primera en pregonar la 3D TV aun antes del estreno de Avatar – en cuya producción se usaron equipos de su marca – ha presentado su nueva línea 3D de televisores de ´neoplasma´ Viera en gran formato (50 y 65 pulgadas), que llegarán al mercado español en abril; además de un reproductor Blu-ray y las imprescindibles gafas. Seguirá una camcorder para grabar vídeos domésticos en tres dimensiones.
Samsung, apoyándose en su condición de líder del mercado, ha lanzado con efecto inmediato un catálogo proteico de televisores en distintos tamaños, con tecnologías LCD LED y plasma, con precios de entre 1.799 y 3.300 euros. Simultáneamente, llegarán a las tiendas un reproductor Blu-ray, gafas activas recargables, y accesorios de sonido que completan la “experiencia de usuario en 3D”. La marca coreana también tiene planes para llevar la 3D a sus televisores conectados a Internet: una tienda de aplicaciones sobre cuya oferta poco se ha dicho hasta ahora.
Sony, por su lado, espera vender 2,5 millones de televisores 3D en todo el mundo a lo largo del año fiscal que abrirá el 1 de abril – uno de cada diez del total previsto, lo que ya es ambición – y de cumplirse estas cifras, la división que ahora dirige Yoshihisa Ishida podría aportar ganancias a la corporación por primera vez en siete años. Sin embargo, los Bravia 3D no estarán hasta junio en las tiendas de su primer mercado, Japón, sin que se conozca la fecha de su salida al extranjero. ¿Demasiado tarde? No, a condición de que en los próximos meses cuaje una estrategia para dotarlos de contenidos.
LG, que el año pasado mostró dos prototipos de TV 3D, no ha movido ficha todavía, pero está a tiempo. Toshiba se adapta al movimiento de la industria con una propuesta interesante: la conversión o simulación de programas y filmes convencionales en 2D para que el usuario pueda verlas como si originalmente hubieran sido creados en 3D.