En enero, la presentación en Las Vegas de un smartphone de LG equipado con el procesador Moorestown, y la concreción la semana pasada en Barcelona del acuerdo con Nokia para la fusión de las plataformas Maemo y Moblin, muestran que Intel va en serio cuando afirma su intención de recuperar el terreno perdido en el mercado de los chips para móviles, del que se descolgó hace años. La conversación con Norberto Mateos tuvo lugar a mediados de enero y, por tanto, recoge la primera noticia pero es anterior a la segunda. Confirma que la estrategia de Intel conjuga un objetivo de largo alcance con la urgencia de su puesta en marcha. Y que no se trata sólo de los smartphones sino de una nueva y extensa galaxia de nuevos dispositivos, un mercado que Mateos califica como infinito.
Intel se está moviendo para diversificar su campo de actuación más allá del que domina. ¿Cuál es la estrategia?
El año pasado, Paul Otellini [presidente de Intel], ya dejaba claro cuál era el foco de la compañía de cara al futuro: contra lo que decían algunos analistas, el mercado de PC seguía creciendo a un ritmo satisfactorio, pero Intel quería ir más allá, y en lugar de 300 millones de PC, la compañía debía dirigirse a un mercado de 1.000 millones de dispositivos móviles, para lo cual pondría el acento en cuatro áreas principales. La primera de ellas está formada por los netbooks y los nettops, segmentos en crecimiento pero que aún se identifican como PC…
[…] eso que Intel llama nettops ¿equivale a lo que otros llaman think client, lo que antes se conocía como PC tonto?
No es lo mismo. El think client es un dispositivo que no ejecuta aplicaciones, y el nettop sí puede ejecutarlas; esta es una barrera difusa, pero conceptualmente ahí está la diferencia. El primero ha estado orientado a las empresas o a algunos sectores específicos donde las aplicaciones se están ejecutando en un servidor, mientras que el nettop tiene un sistema operativo y su hueco de mercado está en los hogares. Esta es la primera línea de extensión para nosotros; la segunda es asomarnos a la electrónica de consumo, a través de la convergencia entre Internet y la televisión.
Es lo que se ha visto en el CES de Las Vegas, pero no es la primera vez.
Hasta ahora han sido dos mundos separados, pero alguien que ahora esté viendo la televisión podría acceder a contenidos de Internet para disponer de servicios bajo demanda o información pura, como la bolsa o el tiempo. Es verdad que Intel ya hizo años atrás el intento de llevar un PC al salón, pero nos hemos dado cuenta de que la gente no quiere tener en el salón la complejidad de un dispositivo que requiere un sistema operativo para lanzar una aplicación; por esto han surgido los widgets como procedimiento de acceso, aunque todavía tienen un déficit de estandarización y tardarán tiempo en materializarse. En tercer lugar, nos dirigimos a los dispositivos embebidos: de la misma forma que antes se decía que había 300 millones de PC, ahora estimamos que hay unos 10.000 millones de dispositivos que tienen algún tipo de electrónica; este es un mundo prácticamente infinito. Actualmente, con Atom estamos trabajando con unos 2.500 diseños en ámbitos muy variados que van desde sistemas de control de coches a instrumentos médicos, donde existe electrónica pero no informática entendida como tal.
Supongo que el cuarto son los móviles.
Sí, nos estamos dirigiendo claramente a los móviles, dejando de lado el concepto de mobile internet device, aunque en este caso hay una barrera poco clara acerca de qué es qué. Se estima que anualmente se venden unos 1.000 millones de móviles, de los que aproximadamente un 20% son smartphones, y cuando hablamos con los operadores nos dicen que la proporción puede llegar al 40% del mercado mundial.
O sea, 400 millones, que ya serían más que los 300 millones de PC.
Por eso nuestro concepto ha sido trascender el PC. Tenemos una capacidad de fabricación, una experiencia y un ecosistema que nos permiten ir a todos esos entornos. Significa una apuesta estratégica que consiste en pasar del personal computer al personal computing. Y esto implica contenidos y una experiencia de usuario distinta, para lo que hace falta un rendimiento en los dispositivos: no vale que un móvil tarde un minuto en cargar una página web. Entonces ¿qué hacemos? Ir a todas esas áreas de oportunidades. De hecho, una parte muy importante de nuestro presupuesto de I+D, entre el 30% y el 40%, va destinada a estas áreas, reduciendo el peso de las tradicionales. Hay mucha gente que no sabe que vamos por la cuarta generación de procesadores para la electrónica de consumo.
Yo mismo…
De hecho, lo que se ha visto en el CES de este año va con el procesador C4100, un único chip que lleva memoria, gráficos y procesador, todo incluido, que es como funcionan la mayoría de estos dispositivos, con áreas específicas para codificación y descodificación de audio y de vídeo, que requiere un dispositivo que queremos funcione de forma óptima y que, además, ofrece la ejecución del núcleo Atom, esto es la microarquitectura del procesador. Luego pasa que la capacidad de disipación difiere según de qué dispositivo se trate ¿Cuál es la ventaja de esta propuesta? Por supuesto, el consumo de energía es fundamental en todos los dispositivos actuales, pero en uno móvil es un factor crítico. El año pasado anunciamos dos noticias importantes para apoyar esta estrategia; una fue la compra de WindRiver, que es el sistema operativo más extendido para dispositivos embebidos, y la otra fue un acuerdo con una foundry, TSMC para encapsular núcleos Atom de acuerdo a los diseños de distintos fabricantes. Esto pone de manifiesto el hecho de que Intel hace muy bien lo que hace, pero quiere entrar en el mundo de los dispositivos embebidos, que plantean problemas específicos en cada una de las empresas o sectores.
Pero Intel ha estado notoriamente ausente en los procesadores para móviles.
No voy a negar la evidencia. Intel hizo una apuesta hace años por un procesador ARM, y después de un tiempo se dio cuenta de que competir en ese entorno no era lo que estaba necesitando, por eso lo vendió a Marvell.
¿Por qué?
Porque Intel considera que ARM no es un entorno natural de ejecución de Internet. Para ejecutar Flash, por ejemplo, suele ir mucho más lento que en las arquitecturas X86, y el número de errores es mayor sobre ARM que sobre X86, independientemente de quién sea el fabricante. Internet fue pensada y desarrollada sobre un estándar X86, por esto el desarrollo de aplicaciones está mucho más extendido para esta arquitectura. Mantener un binomio de dos procesadores no era lógico y por eso la compañía decidió concentrarse en X86 y adaptarla para este tipo de dispositivos. Obviamente, ese diseño no estaba pensado para los requerimientos de consumo que se tenían en aquel momento; hasta hace poco tiempo no se daba mucha importancia a la duración de la batería, pero creemos que el tiempo juega a nuestro favor porque a medida que ganamos en experiencia somos capaces de llegar a diseños como Moorestown, nuestro procesador actual para móviles, que es el que lleva el dispositivo presentado por LG y otros que están esperando. Hay otros diseños, para otros usos, y hay espacio para otros dispositivos. No todos tienen que ser como el iPhone: hay quien los usa para ver películas, para jugar o para ver el mail, unos son más anchos o más finos. La diversificación de diseños es lo que está llevando al caos que estamos viendo ahora mismo.
Me sorprende la palabra caos.
Hay muchos modelos y no sabemos cómo va a converger la industria. Se han multiplicado los sistemas operativos para móvil. En cuanto al modelo de negocio, Apple ha introducido un modelo vertical, algo que hace mucho tiempo que no se veía, y Google ha introducido una nueva forma de vender. ¿Cuál va a ser el modelo de negocio que se va a imponer? No sé si es como para hablar de caos, pero el mercado se está desarrollando en distintas direcciones.
Digamos que es una floración, e Intel quiere estar en el jardín. ¿Con qué hipótesis?
Las de partida son dos. Una es que nuestra propuesta de valor se basa en una arquitectura X86, es decir, que una aplicación que se desarrolle debe valer tanto para un netbook como para un smartphone o para un dispositivo de electrónica de consumo. Con lo cual a la hora de desarrollar aplicaciones, como a la de utilizarlas, la experiencia de manejarlas y gestionarlas es la misma. Un ejemplo: el acceso seguro a una cuenta bancaria se podrá hacer de la misma forma desde un televisor, desde un móvil, en un netbook o en un PC. Esta es la fortaleza de la arquitectura. X86, que además es la nativa de Internet, no da errores de ejecución de páginas, porque es en ella donde se ha desarrollado Internet, y creemos que este es un valor importante. La otra premisa es nuestra capacidad de integración: venimos con la filosofía tic-toc, que consiste en que cada año o año y medio se mejora la capacidad de integración; hemos empezado ya a producir en 32 nanometros, el siguiente paso serán los 22. Ya tenemos, pues, la siguiente generación en marcha, que va a permitir de aquí a pocos meses que la batería de los móviles no sea una restricción cuando se usan nuestros procesadores.
¿Cuál es el objetivo?
Que la batería dure más y que los dispositivos pequeños tengan rendimientos superiores. El año pasado llegamos a un acuerdo con Nokia que esperamos fructifique en breve, para que una parte importante de los móviles de gama smartphones de este fabricante vayan hacia delante. También es cierto que los smartphones hasta ahora han sido bastante exclusivos, se han centrado sobre todo en la gama alta, y si queremos ver ese 40%, que son ya 400 millones de unidades, habrá que contar con una gama de entrada y otra media. Aquí hay mucho que desarrollar, tanto por nuestra experiencia como por las oportunidades que van a presentarse en el mercado.
¿Hay ventaja en entrar a mitad del partido y frescos?
Hombre, preferimos entrar al principio y crear mercado, como se ha hecho con los netbooks. Pero los móviles vienen de un entorno en el que los procesadores son una commodity y poco a poco han ido ganando peso. Los ARM no van a parar. Desde luego, Intel viene de los PC y va a los móviles; de esta convergencia, en la que todos los dispositivos móviles computen y todas las computadoras comuniquen, llevamos hablando mucho tiempo. No es bueno llegar tarde al mercado, pero es bueno llegar cuando sabes a qué quieres jugar y lo ocurrido con el mediacenter es un buen ejemplo. Es difícil convertir el PC en el centro del mundo digital, ese centro es la televisión, y si quieres darle Internet tendrás que adaptar la computación. Es lo que estamos intentando hacer. Los smartphones no llevan muchos años, pero sí los móviles. Los PDA con las que ganamos los primeros diseños de HP eran una primera aproximación a los smartphones; sin embargo no fue el camino que decidimos seguir.
Partiendo de estas ideas, ¿cuáles es la perspectiva?
Al principio mediamos el número de hogares con PC, ahora medimos el número de PC por hogar. Creo que en el mundo de los móviles va a pasar lo mismo: la penetración ha alcanzado un nivel que nos permite medir el número de dispositivos por persona. Esto significa que la clave va a estar en la consistencia de la experiencia del usuario y de los datos del usuario. Si se puede tener una única experiencia, independientemente del dispositivo, o tendrá varios dispositivos para trabajar o para ir con los amigos, o si cuando sale de viaje puede usar un dispositivo u otro. Esto es lo que nos va a permitir la tecnología en la que nos movemos ahora. Tiene que resolverse la diferenciación de los fabricantes: nadie va a copiar a Apple. Sony, Google o Nokia tendrán que buscar su hueco en el mercado, y no lo van a encontrar fabricando sus propios iPhone, porque de eso ya se encarga Apple. Creo que la industria tiene que resolver la diferenciación entre cada uno de ellos, tanto desde el punto de vista del modelo de negocio como del propio dispositivo. Y mientras se resuelve esto, nos vamos a encontrar con un sinfín de sistemas operativos, de aplicaciones, widgets, formas de entrar – muchas de ellas propietarias – cada uno con su tienda de aplicaciones […] Personalmente no creo que sea sostenible a largo plazo, es mi punto de vista. Lo mismo pasaba con los PC a finales de los 70 y principios de los 80, hasta que llegó un momento en que se puso un poco de orden.
¿Vamos hacia una réplica del fenómeno de los PC?
No me siento capacitado para decirlo, aunque no creo que sea tan fácil, porque entonces había pocos PC y ahora hay montones de dispositivos, millones de móviles, muchos más que los PC de entonces. Tiene que aparecer un poco de orden, y ¿qué va a pasar cuando las telcos decidan sacar sus propias marcas? En este entorno, Intel tiene una propuesta de valor interesante: para los fabricantes, para las telcos, para los desarrolladores de aplicaciones y, consecuentemente, para los usuarios.
El mercado del PC se desarrolló sobre la política de clónicos. Sobre una base cerrada no se hubiera desarrollado. Cuesta imaginar que vaya a ocurrir algo parecido en los smartphones.
Lo que no es sostenible es que cada fabricante de móviles tenga su tienda de aplicaciones, porque los desarrolladores no van a ser capaces de desarrollar para todos y cada uno de ellos. Si tengo un PC, un netbook y un smartphone, cada uno con su experiencia de usuario, ese modelo no va a funcionar. Por nuestra parte, hemos anunciado una tienda de aplicaciones para netbooks, de tal forma que se vayan generando aplicaciones para pantalla reducida, ¿por qué no podría ocurrir en los smartphones? Desde luego, no sería posible sin una base mínima, y no sé cuál es. Por eso creemos que en la arquitectura X86 hay una buena propuesta de valor: porque permite desarrollar cualquier aplicación y que sea la misma que en un PC.
Vuelvo a lo mismo: el mercado del PC ha alcanzado su desarrollo porque Intel y Microsoft actuaban como federadores. En los smartphones, desde luego que Intel no tiene esa virtud ni parece que Microsoft la tenga.
Es distinto, porque ¿cuántos PC había entonces? Unos pocos millones. Y ¿cuántos smartphones se han vendido el año pasado? Casi 200 millones. Es un mundo ya lanzado, en el que no se puede tener la pretensión de federarlo. El mundo del PC era un mercado por desarrollar, y ahora estamos hablando de un mercado potencialmente enorme pero muy fragmentado. O fragmentado pero enorme. ¿Quién va a ser capaz de poner orden? Si cada uno va con su propio sistema propietario, nadie; a no ser que sea capaz de crear su cuota de mercado por preferencia. Es todo un reto predecir quien podría federar este mercado. Intel en cuanto arquitectura sí, pero en cuanto a presencia actual, no.