En el comentario de ayer sobre Microsoft y Windows 8, se echaba en falta algo, los números. Desde el punto de vista de la información, que es el mío, este no es el aspecto relevante sino la apremiante necesidad de un cambio salvador [el Financial Times titulaba ayer Microsoft throws Windows 8 a lifeline]. Pero, en su ronda con la gran prensa anglosajona, Tami Reller [ella, no él, como salió publicado por error] aportó algunos datos de contexto. Seis meses después de su aparición, de Windows 8 se han vendido 100 millones de licencias, aproximadamente en línea – según la compañía, porque los analistas lo ven de otro modo – con el ritmo seguido por Windows 7 en su primer semestre de vida.
El de los números es un argumento de doble filo. Si tomamos esa tendencia literalmente, ¿por qué cambiar?, ¿a qué viene que Reller reconozca haber entendido el mensaje de los usuarios, que piden la vuelta del botón de inicio y otros rasgos a los que estaban acostumbrados?
Hay más que matices en el discurso sobre los números. Mientras las consultoras IDC y Gartner han informado de una dura caída en la venta de PC –que llevan incorporada una licencia – Microsoft afirma haber vendido muchas licencias. Lo que significa, entre otras cosas, que se trata de dos mercados diferentes. Para evitar polémicas, Microsoft aclara que sus datos se refieren al canal minorista, no a los usuarios finales. Atención: ¿estará corriendo el riesgo de saturar el canal o, lo más plausible, se ha concertado con los fabricantes para apuntar masivamente licencias que se guardarán como activo provisional en espera de la actualización? Es curioso que, al lado de la aclaración, Reller – y varios fabricantes – anuncien acciones de entrenamiento específico del canal porque la venta de PC con el nuevo interfaz táctil requiere prácticas no rutinarias en las tiendas.
En su ronda con la prensa, Reller menciona que maneja encuestas de satisfacción, pero no comenta las estadísticas de activación online de Windows 8 publicadas por Net Applications: según esta consultora, han sido muy bajas hasta ahora, y sería muy extraño que alguien comprara un PC para no activar de inmediato el sistema operativo. Por tanto, al margen de cuántas licencias se hayan vendido, parece realista pensar que no ha habido en el mercado suficientes máquinas capaces de sacar partido del nuevo interfaz. En consecuencia, los fabricantes hacen lo estrictamente necesario para mantener encendida la lumbre, pero – ellos también, y con el mismo ansia de este cronista, si no más – van a esperar a que salga la actualización bautizada Blue, y con ella recuperar el calor de la demanda en el último trimestre del año. «Tengo que insistir – dijo Reller a la agencia AP – en que Windows 8 no desplegará todo su potencial mientras no haya suficientes equipos táctiles en el mercado».