«Vemos el final de 2012 con pesimismo para el gasto en TI en Europa», dijo el lunes Peter Sondergaard, vicepresidente de Gartner, ante la audiencia de un simposio que la consultora organiza, este año como el pasado, Barcelona. Ninguno de los 4.000 asistentes – muchos de ellos con rango de CIO – hubiera dicho lo contrario, por lo que la advertencia sonaba superflua. Claro que Sondergaard afinó su pronóstico: el declive será del 3,6% en la región EMEA y del 5,9% en Europa Occidental. Sin embargo, EMEA volverá a crecer un poquito, el 1,4% en 2013, pasando de 1,138 billones a 1,154 billones de dólares [trillions, en inglés]. En 2016 habrá acumulado un 9,6% en cuatro años [1,247 billones].
En la ingeniosa terminologia acuñada por Gartner, «el nexo de fuerzas» que determina las prioridades del gasto en TI consiste en la confluencia e integración de cloud, móvil, social y big data, «que crearán una nueva capa de información en nuestra economía, capaz de generar nuevos empleos, nuevos ingresos, y van a requerir nuevas capacidades laborales». Muchos presentes se preguntarían por la coherencia entre tan auspiciosa expectativa y la mediocre realidad de las cifras conocidas, pero nadie tiene ganas de viajar a Barcelona para perder el apetito.
Sondergaard lleva tiempo diciendo que el protagonismo en 2012 corresponde al «gasto en dispositivos móviles, el único capítulo brillante en la industria de las TI este año». En Europa Occidental, su crecimiento se prevé en el 8%, en contraste con la caída del 5% en el gasto en PC portátiles. Con un poco de paciencia, en 2016 dos terceras partes de la fuerza laboral europea usará un smartphone o una tableta, y esto reactivará el mercado de las TI gracias a una nueva forma de comprar [y vender] software; los proveedores establecidos tendrán que reescribir sus aplicaciones para los nuevos entornos. Que el futuro nos pille preparados.