Me escribe un lector desde el IESE barcelonés, para puntualizar algo sobre mis «frecuentes alusiones» al duopolio en el mercado de los smartphones. «No deberías alarmarte, Norberto, porque hay rasgos estructurales de duopolio en otros mercados, desde los refrescos a las compresas o los detergentes, etc. Al final, lo importante es que no exista concertación para fijar precios o para bloquear la entrada de competidores. Y no parece que Apple y Google estén dispuestos a concertar nada de nada». Estoy de acuerdo – y no me alarmo – pero es una evidencia que en los smartphones la consolidación ha sido muy rápida y nos muestra un mercado dominado por una marca (iPhone) y una constelación de marcas (Android), con el agravante de que en la segunda, la ventaja de Samsung sobre los demás es abrumadora. Otra cosa es afirmar, como he hecho, que los operadores preferirían una competición más abierta. Esto ya sería discutible.
Estos días se han conocido estudios de mercado según los cuales el iPhone ha recuperado el liderazgo del mercado de EEUU, con un 48,1% frente al 46,7% de Android, que en meses anteriores llevaba ventaja. El resto – que en la práctica significa Windows Phone y BlackBerry – se reparten un 5,2%. Si esto no es un duopolio, ya me dirán. Hay un factor que puede explicar el cambio, y es la salida al mercado del iPhone 5 a mediados de septiembre, en el país que es la plaza fuerte de Apple.
En Europa, las cosas son muy distintas. Por ejemplo, en Alemania, en octubre, el 73,9% de las unidades vendidas han sido Android, y el mejor mercado europeo para el iPhone ha sido Reino Unido, con un 32,7%. En España, a tenor de los datos de GfK, la cuota de mercado de Android habría sido del 87,6%, mientras que Apple se ha quedado en un 4,4% en unidades (pero más del 10% en valor, que ya dice algo). Aquí se ponen de manifiesto dos rasgos del mercado español: la eficacia del marketing de Samsung, que se adjudica un 46,2% del mercado (más de la mitad del agregado Android) y el hecho de que una gran parte de la demanda se concentra en los smartphones de baja gama, un segmento en el que Apple no está ni quiere estar, al menos por ahora.