Como estaba previsto, el grupo Orange anunció este miércoles su nuevo plan plurianual, bautizado Essentials 2020 [así, en inglés, no en francés], que toma el relevo del fenecido Conquests 2015. Stéphane Richard, CEO de la compañía, ocupó durante tres horas la escena, montada en el Grand Palais parisiense, para dar el kick off [coup d´envoi] de un programa en el que invertirá 15.000 millones de euros con el objetivo de «triplicar antes de finales de 2018 la velocidad media de sus redes fijas y móviles».
Gracias a la venta a BT de su participación en el operador británico EE, Orange no tendrá problemas financieros para afrontar esa apuesta. Otros elementos del plan contemplan llegar a ingresar 1.000 millones de euros por nuevos servicios, entre los que Richard citó «la conexión de objetos» (IoT) y los pagos móviles. Pero la fibra tendrá el protagonismo, crucial para colocarse por delante de sus competidores en Francia, donde vuelve a asomar una guerra de precios que ha durado más de dos años. La política de precios heterodoxa del cuarto operador, Free debilitó a Orange, y forzó la venta de SFR al grupo Altice/Numéricable, que es el que ahora relanza las hostilidades con nuevas ofertas convergentes.
Para afrontar ese reto, Orange necesita hacer hincapié en la capacidad de su fibra. Ramón Fernández, CFO del grupo, explicó que la fibra está mejorando las cuentas de la compañía en Francia: en promedio, un cliente de fibra contribuye a los ingresos con 5 euros más que uno de ADSL, y en 2018 se espera que la diferencia suba a 7 euros por abonado. La fibra es, pues, un instrumento para evitar verse envuelta otra vez en una guerra de precios.
La inversión alcanzará a otros mercados, más allá de Francia. En Europa: España – con la compra de Jazztel y el despliegue de fibra junto con Vodafone – así como en Polonia y, próximamente, en Bélgica. Para reforzar su posición en las comunicaciones móviles, el grupo se propone alcanzar una cobertura 4G del 95% de su huella europea antes de 2018, y este mismo tiene previsto lanzar en Francia un servicio de voz sobre WiFi que luego podría extender a España. En África y Oriente Medio, lanzará servicios 4G en siete países.
Se puede ver un cierto paralelismo con la estrategia de Vodafone, que tras recibir una fortuna por su parte de Verizon, la está dedicando a un plan de inversión en todos los mercados donde opera, y a hacer adquisiciones. En el caso de Orange, Richard aclaró que las noticias sobre sus intenciones de fusión con Telecom Italia eran sólo una discusión interna, que no seguirá adelante.
Otro aspecto de la puesta en escena del Grand Palais ha sido una estrategia de rebranding, que sin alterar el color corporativo incorporará nuevos matices e iconos. Según la consultora Millward Brown, la marca Orange tenía en 2014 un valor de 14.600 millones de euros, ocupando la plaza 62ª del ranking mundial.
Ramón Fernández, que se incorporó a Orange el verano pasado, precisó a los periodistas que «los ingresos se estabilizarán en algún momento de 2015 o 2016, y el timing dependerá en cierta medida de los movimientos de nuestros competidores». Pero no se espera hasta 2018 superar el nivel de 2014: 12.190 millones de euros, un 0,7% menos que en 2013.
El colega Christophe me ha contado su impresión sobre el rol que Richard confió a Fernández en la presentación, por encima de otros directivos veteranos: «sus perfiles de altos funcionarios reciclados en la esfera privada se parecen demasiado como para no pensar que el director financiero y de estrategia corporativa pudiera ser el candidato in pectore de Richard para sucederle cuando complete su segundo mandato», precisamente en 2018, cuando podrán medirse los principales resultados del plan. «Pero, Norberto, no saques ninguna conclusión apresurada de su apellido», avisa.