17/04/2013

17Abr

Lo normal es, o era, que el primer trimestre de un ejercicio fuera sereno para Intel. El de 2013 se ha visto perturbado por dos circunstancias: la caída de ingresos y márgenes – me referiré a ello más adelante – y la decisión de Paul Otellini de dejar su puesto de CEO dentro de exactamente 30 días, en coincidencia con la junta general. Como disertar es gratis, hay quien escribe que lo que Intel necesita es un Louis Gerstner – legendario líder de la transformación de IBM, retirado desde 2002 – pero nadie dice dónde encontrar un Gerstner en 2013. Cualquier outsider, correría el riesgo de provocar fricciones. Por otro lado, seguramente hay candidatos internos que no han asomado la nariz, y se comenta que Otellini no está interesado en pasar de CEO a chairman, como hicieran Moore, Grove y Barrett, lo que privaría a su sucesor de una tutela que puede ser muy conveniente.

Quedaría, en teoría, la posibilidad de retorno de un hijo pródigo, y aquí salta una vez más el nombre de Pat Gelsinger, antiguo CTO de la compañía. Desde luego, conoce Intel por dentro y por fuera, pero no se sabe si sería bienvenido, y sería universalmente criticado por abandonar el puesto de CEO de VMware tan pronto y en medio de una reorganización de calado. Como he dicho, quedan 30 días, y es lógico preguntarse qué hay tras la opción de no seguir un proceso de sucesión convencional, lo que hubiera implicado más transparencia.

En cuanto a los resultados anunciados anoche, se los ha relacionado con la caída del mercado de PC, que IDC y Gartner han identificado entre el 11 y el 14 por ciento. Su influencia es real, pero no directa: más que los PC del pasado, los ingresos declarados por Intel cubren los chips que los fabricantes aún no han ensamblado, y según los analistas ha reducido de manera concienzuda sus inventarios, para hacer frente a los cambios que se avecinan en la oferta. Los 8.000 millones de dólares de facturación del grupo especializado en PC representan un descenso del 6%, que Otellini describió como «bueno, dentro de la debilidad que nos rodea». Por su parte, el grupo de productos para datacenter subió un 7,5%. Lo peor es que el beneficio neto se ha achicado un 25%, pero la previsión oficial para el trimestre abril-junio se mantiene en unos ingresos totales de 12.900 millones de dólares (3.000 millones más que en el que comentamos). Duro trabajo espera al sucesor, sea quien sea.


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