11/04/2013

11Abr

Ya podemos dar por confirmada oficialmente la proximidad de Windows Blue http://www.norbertogallego.com/windows-9-no-esta-tan-verde/2013/03/11/; confirmada, pero con truco: el director de comunicación de Microsoft, Frank Shaw, ha escrito en su blog que «los grupos de producto están trabajando en común sobre planes para hacer avanzar nuestros dispositivos y servicios, planes a los que internamente nos referimos como Blue». De manera que Shaw evita nombrar a Windows, porque si lo hiciera estaría confirmando que está en camino una actualización de Windows 8 [y quizá, en el mismo viraje, del cuestionado Windows RT http://www.norbertogallego.com/19mar/2013/03/19/].

Por lo visto, no será un service pack al uso, sino algo mucho más ambicioso. Microsoft lanzó en octubre Windows 8 con su interfaz táctil (Metro) para portátiles y tabletas; en enero, informó haber vendido 60 millones de licencias en diez semanas de disponibilidad, cifra que pareció satisfacer a la compañía pero no tanto a los analistas. Se espera que el próximo agosto distribuya a los fabricantes la primera release de actualización, para que pueda llegar al mercado en octubre o noviembre, un año después de la original.

La cuestión del timing tiene su miga: al parecer, en la discusión interna sobre el nombre, han prevalecido los partidarios de llamarlo Windows 8.1 en lugar de Windows 9. Según el blog de Shaw, «un ciclo de desarrollo continuo es ahora lo normal para nosotros», vale, pero un cambio tan rápido de numeral pudiera transmitir una idea de insatisfacción con los resultados de Windows 8.

Al margen, ha trascendido que Microsoft rebajará los requisitos de resolución mínima para tabletas [de 1366×768 a 1024×768] de lo que se deduce su disposición a competir en los formatos de 7 a 8 pulgadas [iPad Mini, Kindle Fire, Nexus 7, etc]. Es lógico: según los estudios de mercado, este formato representará el 65% de las tabletas que se vendan en 2015, y Windows estará ausente si no quita esa limitación autoimpuesta. En los portátiles, podría insuflar dinamismo a la demanda si, como se dice, admitiera que el tamaño mínimo baje a 11,1/11,6 pulgadas: permitiría crear una categoría – no faltará quien la llame netbook 2.0 – con precios más agresivos, por debajo de los 499 dólares.

A ello contribuirá – desde luego, no es oficial – una rebaja a 30 dólares del canon por licencia de los OEM por este formato reducido, en lugar del rango de 75 a 120 dólares que pagan por los portátiles mayores. Digital Times informa que la industria taiwanesa da por sentado que en la segunda mitad del año los portátiles bajarán un 20% su precio medio. Es una buena noticia, pero no precisamente estimulante para la demanda de los próximos meses.

Todo confluye: Windows 8.1 será mucho más que una actualización: una inflexión en la hoja de ruta de Microsoft. Esta habría comprendido que insistir en mantener alto el precio de los portátiles sólo contribuiría a favorecer a las tabletas. Es un hecho que los usuarios van abandonando el deslinde entre multimedia y productividad, y las tabletas – con más razón si incorporan Windows 8 – son apropiadas para el uso profesional.


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