Los resultados trimestrales de HTC han originado titulares dramáticos, al borde del catastrofismo. Es inevitable: los datos son malos sin paliativos y, resumiendo, la compañía taiwanesa lleva 18 meses cuesta abajo. En este ambiente, una fuente le cuenta al Wall Street Journal que Peter Chou, CEO y cofundador de HTC, habría dicho en privado que dimitirá si el nuevo smartphone One fracasa en el mercado. Entrevisté hace años a Chou en Londres, y luego nos cruzamos un par de veces en Barcelona; la verdad es que no puedo imaginar HTC sin él al frente: si sus socios lo reemplazan, será para venderla. Tomo nota de que Florian Seiche, quien fuera su mano derecha en los mercados europeos, acaba de anunciar que se marcha, y de que sale a relucir el nombre de Lenovo como eventual comprador. Es el candidato ideal de los rumores.
El caso es que HTC tiene una reputación intachable que defender: fue un puntal de Windows Phone, pero luego ayudó a Google a lanzar Android. Hasta 2010, su marca era la más vendida de esta plataforma… pero entonces empezó el imparable ascenso de Samsung. HTC ha sufrido en carne propia el éxito de su competidor coreano, y ahora sufre el de los ascendentes chinos. Para sobrevivir en un mercado de estas dimensiones y supuestamente duopólico, hace falta una escala que HTC no tiene. Según ha admitido Chou, su marketing no ha sido capaz de aguantar el pulso con Samsung.
A mi juicio, el primer problema de HTC es que sigue anclada subjetivamente en una época de condescendencia de los operadores hacia los fabricantes. Miren si habrán cambiado las cosas que Telefónica – supongo que otros también – ha recibido un crédito canadiense para financiar sus compras de BlackBerry [se comenta que Huawei y Sony hacen lo mismo]. Sin la muleta de las subvenciones, el marketing depende exclusivamente de la fuerza de cada marca.
Ya he escrito aquí sobre la importancia de acertar en la gestión del ciclo de productos. En ausencia de escala, HTC ha tendido a volcar sus esfuerzos en un modelo estrella cada año, algo que sólo puede salirle bien a Apple (y ya veremos). La estrella del 2012, su tabla de salvación, debería ser el HTC One, y muchos comentaristas lo han puesto mejor que al Galaxy S4; pero la verdad es que el de Samsung llegará antes a los mercados, y a más mercados. Queda por ver lo que da de sí la otra apuesta de HTC, su colaboración con Facebook Home, pero hay motivos para pensar que si esa movida fuera rentable, lo será para la empresa de Zuckerberg y muy secundariamente para HTC.